El “día de la liberación”, en definición de la Administración Trump (o el “día del esperpento”, ante la carencia absoluta de lógica económica, en forma y fondo, de la escalada arancelaria iniciada el pasado 2 de abril) fue testigo de una alteración inmediata y drástica en múltiples mercados financieros, entre ellos los mercados de divisas. El comportamiento de las tres principales monedas desde ese momento es tan dispar como remarcable (ver gráfico adjunto).
Aunque movimientos del +/- 3% pueden parecer modestos, debe considerarse que se trata de un período de solo cuatro semanas, y de la relación de cada una de las divisas seleccionadas con todas las de los socios comerciales, que tiende a fluctuar menos que los tipos bilaterales. Así, por ejemplo, la apreciación directa del euro respecto al dólar en este período rondó el 5%, lo que, a título de comparación, encarece los productos europeos en Estados Unidos un 50% adicional a partir del arancel mínimo del 10% que no se ha suspendido durante 90 días, como ha hecho el Gobierno Trump (salvo para China) con su “arancel recíproco”.
Antes de conocerse la dimensión del ataque arancelario de Estados Unidos al resto del mundo se esperaba un efecto de fortalecimiento sobre el dólar. En efecto, los aranceles, en una economía relativamente cerrada, tendrían efectos adversos limitados para el crecimiento, pero su impacto inflacionista obligaría a la Reserva Federal a retrasar cualquier rebaja de tipos de interés, apreciando el dólar. Cuando los nuevos aranceles excedieron cualquier previsión, y como la escalada no revertida con China supone (salvo en las excepciones que se han ido definiendo por ambos países) encarecimientos de los bienes de tal calibre que extinguirán el comercio bilateral de mantenerse, el efecto sobre el crecimiento en Estados Unidos será mucho mayor, y, con una perspectiva de forzada mayor laxitud monetaria (está por ver si esa es la lectura de la Fed), el dólar ha perdido valor durante el período.
Mientras tanto, el Gobierno chino, que “orienta” la trayectoria del renminbi en el día a día, ha ido orquestando una progresiva depreciación de su moneda, mayor que la del dólar, que, por supuesto, no compensa (ninguna corrección cambiaria podría) aranceles del 145%, pero posiciona mejor la competitividad china si esta locura arancelaria se corrigiese o moderase considerablemente.
Por último, el euro, parte por reflejo de la trayectoria de dólar y renminbi, parte por un cierto optimismo ante las recientes iniciativas de las políticas de defensa, industrial y tecnológica de la UE, parte por el final de ciclo de descensos de tipos del BCE, se ha apreciado estas semanas, lo que, como se ha indicado, agrava el efecto de los aranceles en las exportaciones europeas a Estados Unidos.