MADRID. Los ponentes han manifestado la necesidad de dar sentido al uso de la tecnología. No basta con implementar inteligencia artificial, blockchain o geolocalización avanzada; hay que entender para qué se aplica. “No se trata de incorporar lo último porque sí, sino de tener claro el problema y lo que se quiere resolver para buscar la solución adecuada, incluso si eso significa ceder protagonismo a una startup externa que aporte valor”, ha considerado Juan Sandes, director de Operaciones de GLS.
En este sentido, la jornada organizada por CITET ha dejado claro que el futuro de la logística pasa por una colaboración más estrecha entre startups y grandes corporaciones. Para abordar los retos del sector, los ponentes afirman que la coordinación entre ambas ya no es una opción, sino una necesidad, porque la velocidad de cambio del entorno tecnológico es tal que las grandes empresas no siempre pueden seguir el ritmo por sí solas.
Ana D’orazio, CEO de SendingBay, ha señalado que “desde las aulas de emprendimiento, pasando por los programas de networking, los retos colaborativos o las incubadoras corporativas, todo suma. Las startups aportan agilidad, propósito y nuevas miradas. Las corporaciones, por su parte, ofrecen estabilidad, escalabilidad y conocimiento de procesos complejos”.
Asimismo, la mesa redonda organizada por CITET ha reconocido que “todavía hay barreras importantes”, por ejemplo, la resistencia interna de los departamentos IT de las grandes corporaciones o el miedo al cambio y al descontrol. “Incluso cuando las startups logran interesar a una gran empresa, muchas veces no hay una estructura clara para canalizar esa relación. ‘¿Quién paga esto?’, fue la respuesta literal que recibió un responsable de marketing interno cuando quiso apoyar una iniciativa piloto. Este tipo de obstáculos administrativos siguen frenando muchas colaboraciones potenciales”, ha confesado Marc Bayo.