Arturo García
Los puertos españoles se han convertido en una opción muy competitiva para un sector crucial para el comercio español como es el agroalimentario que busca destacarse en un mercado global. No se puede olvidar que, a pesar de que el transporte por carretera sigue dominando las exportaciones españolas con los países europeos, más del 83%, principalmente con Alemania, Francia y Países Bajos, el transporte marítimo acapara más del 16% de ese mercado, y, lo más importante, que no ha dejado de crecer desde 2019.
Además, las expectativas de crecimiento en los tráficos portuarios siguen intactas, dado el número de conexiones que los puertos españoles tienen con los principales destinos del mundo, así como la diversidad de servicios que se ofrecen.
Por todo ello, los tráficos agroalimentarios son uno de los puntos fuertes de los puertos españoles. Sin duda la ubicación coloca a España como un enclave estratégico para puertos de todo el mundo, por lo que las autoridades portuarias están en un proceso de continuo crecimiento y potenciando el desarrollo de la competitividad desde la mejora de la conectividad y la digitalización de sus actividades.
Otro aspecto que se antoja vital en estos tráficos es la renovación de las infraestructuras, por ello, muchos son los puertos que están actualmente trabajando en potenciar sus Zonas de Actividades Logísticas (ZAL) y los Puestos de Control Fronterizo e Inspección (PCF/PIF). Las mejoras infraestructurales en las que están trabajando las autoridades portuarias les permitirán aumentar su capacidad de gestión de entrada y salida de mercancías.
Los puertos españoles ofrecen más de 85 millones de metros cuadrados de superficie terrestre y áreas de depósito, almacenes frigoríficos con cerca de 2 millones de metros cúbicos de capacidad, más de 300.000 metros lineales de atraque, conexiones con cualquier puerto del mundo, puntos de inspección fronteriza, servicios fitosanitarios, y todo tipo de soluciones logísticas.