La automatización en las operaciones y en la logística no es algo nuevo, sin embargo, está por fin llegando con fuerza a esta última en los últimos años. Las nuevas tecnologías en almacenes, centros de distribución, transporte y terminales portuarias están cada vez más integradas con el resto de funciones dentro de la cadena de suministro, y su uso está redefiniendo la relación con las personas. Se requieren perfiles diferentes, mayores competencias y sobre todo una cultura organizacional diferente.
Las operaciones en la cadena de suministro han sido tradicionalmente intensivas en mano de obra. La adopción de soluciones ha de responder a las necesidades del mercado: entregas más rápidas, flexibilidad, trazabilidad y fiabilidad en las entregas, seguridad y reducción de errores y costes en las operaciones. Para ello, por un lado, contamos con tecnologías para la gestión de la información, como captura y análisis de datos, predicción de la demanda y planificación, trazabilidad y seguimiento de activos, y sistemas de comunicación eficiente con proveedores y clientes. Por otro, para gestionar materiales, tenemos equipos automáticos de almacenamiento, robótica intralogística en forma de ARMs y hasta automatización en procesos tradicionalmente humanos como el picking.
Automatizar no es siempre sustituir personas por máquinas. Su impacto es complejo y ha de ser analizado de manera sistémica. Es una decisión costosa y ha de responder a la estrategia. Requiere revisar y mejorar los procesos y cambiar las organizaciones y en última instancia adoptar tecnología. Algunas posiciones pueden desaparecer o evolucionar. Donde antes se necesitaban manos ahora se necesitan ojos y razonamiento para interpretar datos, controlar, analizar, mejorar procesos y conocimiento de las tecnologías y sistemas. Este proceso ha dado lugar a nuevos perfiles y competencias. Hacen falta técnicos en robótica, en programación de PLCs y mantenimiento industrial que sean capaces de mantener los equipos en funcionamiento y coordinados con los integradores. También hacen falta perfiles expertos en redes y sistemas de captura y control. Se necesitan perfiles programadores y analistas que sean capaces de generar información relevante a partir de los datos de cara a la toma de decisiones y la mejora. Finalmente, se requiere del conocimiento de los diferentes equipos automáticos y sistemas de gestión con interfaces digitales, resolución de problemas y toma de decisión del día a día. Los mandos intermedios son clave en esta transformación. No basta con conocer el proceso físico sino que es clave conocer las diferentes interacciones entre las tecnologías y la repercusión que tienen las decisiones apoyadas en los datos. El liderazgo habrá de estar basado en crear cultura y transmitir la voz del cliente al resto de operaciones.
Esta evolución es un reto. Innovar no es solo invertir en tecnología hardware o software y de hecho no todas las empresas que invierten obtienen retornos. El camino a la automatización empieza en el cliente, en poder satisfacer lo que demanda con precisión, coste y en el momento que lo necesita. Las empresas que han automatizado con éxito ya lo saben, así como que el cambio empieza por la cultura y las personas. Las barreras a la automatización no suelen ser de tipo económico o técnico, sino que provienen del miedo a cambiar, ya que la automatización se percibe como una amenaza. La gestión del cambio es una herramienta muy poderosa que ha de partir de una estrategia clara.
Las empresas que entienden que la transformación tecnológica debe ir acompañada de una transformación cultural están mejor posicionadas para afrontar el futuro. Invertir en formación, permitir la adopción de nuevas competencias, actualizar los planes de carrera y promover una cultura de mejora continua puede marcar la diferencia, incluso con automatizaciones con poca inversión.
La automatización no elimina del todo el factor humano, sino que lo redefine. En un sector tan físico y operativo como el logístico, la verdadera ventaja competitiva será saber combinar lo mejor de las máquinas con lo mejor de las personas.