La Acatech (Academia Nacional de Ciencia e Ingeniería de Alemania) describió perfectamente dos años después, en 2013, las características y principios que debían regir el desarrollo de la industria 4.0 en su famoso documento “Recommendations for implementig the strategic initiative Industrie 4.0”. Entre los mismos había tres que destacaban claramente:
-La interconexión de las empresas en tiempo real a través de diversas tecnologías.
-El desarrollo de sistemas de gestión inteligente autónomos o semi-autónomos.
-Uso masivo de nuevas tecnologías conectadas entre el mundo físico y el cibernético.
Los principios generales nos dan una buena orientación estratégica sobre hacia dónde debe caminar la industria y la logística 4.0. Ahora bien, una cosa es el destino y otra muy diferente cómo planificar el viaje y qué llevarse en la mochila para lograr llegar a buen puerto.
Criterios de aplicabilidad
He tenido la gran suerte de poder usar gran parte de estas tecnologías y participar en múltiples proyectos para su desarrollo en estos pasados años. Ello me ha llevado a la conclusión de que no todas las nuevas tecnologías 4.0 tienen el mismo potencial de beneficios, ni el mismo ritmo y esfuerzo de desarrollo. Por lo tanto, hay que conocer estos parámetros para saber qué tecnologías aplicar, cuándo hacerlo y en cuáles conviene participar estratégicamente en su despliegue.
En mi opinión existen 4 categorías en las que podemos clasificar estas nuevas tecnologías (Figura 1):
1.- Novedades “obsoletizadoras”.
A lo largo de la historia ha habido un sinfín de ideas que han mejorado la tecnología existente. A esto le hemos llamado “evolución” o “mejora continua” si el ritmo e impacto han sido graduales y progresivos.
Sin embargo, también han existido otro tipo de cambios e innovaciones fuertemente disruptivas, que dejaban obsoleto todo lo existente hasta la fecha en su campo. Ejemplos de ello podrían ser:
-La aparición del teléfono, que dejó obsoleto al telégrafo.
-La aparición del correo electrónico, que dejó obsoleto al fax.
-La aparición del contenedor, que dejó obsoleta a la pequeña carga a granel.
Este tipo de tecnologías presentan siempre un gran potencial de beneficio económico y pueden aplicarse de forma inmediata o en un plazo medio. Dentro de ellas, podemos citar al blockchain o a la digitalización documental, entre otras.
2.- Novedades que suponen una mejora operativa, pero no un gran beneficio económico.
Hay una serie de tecnologías que, generalmente suelen llamar mucho la atención e incluso producir el “efecto wauuuuu” (que es la expresión que acostumbra la gente al verlas), pero que no suelen tener un profundo impacto económico en las empresas. Un ejemplo podría ser el de unas gafas de realidad virtual para formación. En la formación en carretillas, por ejemplo, supone que la persona en formación puede practicar sin tener que exponerse a un posible accidente.
Este tipo de tecnologías suponen una mejora operativa, pero suelen carecer de una justificación económica sólida que avale la correspondiente inversión o gasto y, por lo tanto, son difíciles de desplegar en las empresas.
3.- Novedades que suponen una mejora económica, llegado un umbral.
Existen una serie de tecnologías que pueden convertirse en “obsoletizadoras” y proporcionar un buen beneficio económico, pero solo tras alcanzar un determinado umbral de rentabilidad. Un ejemplo puede ser el de una plataforma de carga automática. Gracias a este dispositivo, las empresas pueden, por ejemplo, depositar cargas largas (tubos, vigas, etc.) que pueden ser introducidos mediante la plataforma en contenedores DRY BOX de 40 o 45’, con el consiguiente ahorro por no tener que emplear contenedores Open Top. Sin embargo, esto solo sería rentable si se tiene un cierto volumen de cargas de este tipo que justificasen la inversión.
Son tecnologías que conviene seguir muy de cerca, ya que es probable que puedan aportar buenos beneficios y que su coste vaya siendo más asequible a medida que se evolucionan y se hacen más habituales en los mercados.
4.- Novedades que suponen una mejora económica, en proceso de desarrollo y autorización legal.
Se trata de un conjunto de tecnologías que presentan un gran potencial de ahorro, pero que aún no disponen del desarrollo técnico y/o legal necesario para su implementación a gran escala. Ejemplos de ello podrían ser los vehículos sin conductor o los drones para reparto. Todos los números indican que van a ser una de las grandes revoluciones del siglo XXI, pero aún les queda mucho desarrollo tecnológico en campos como la seguridad o la autonomía.
En general, conviene estar al tanto de este grupo de tecnologías. Si se tiene la oportunidad, es recomendable incluirlo en la planificación estratégica a medio y largo plazo de las empresas, participando en proyectos piloto, formándose o financiando incluso investigaciones en estos campos. Ello posicionará a las empresas implicadas en un lugar envidiable cuando se inicie la aplicación masiva de las mismas.
Carlos Hernández BarruecoCEO de AglaëLogístico, productor e-learning, formador y escritor técnico. Ejerce en Aglaë de productor e-learning para numerosas empresas y escuelas de negocios. Ha ocupado diversos puestos como jefe de Planta en Steco-Allibert, adjunto al director nacional de Operaciones de Christian Salvesen-Gerposa, director de Logística y Control de la Producción o responsable corporativo de Logística en el Grupo Levantina. Ha escrito numerosos libros y artículos y cuenta con diversos premios por su trayectoria en el sector.
Implementación de la cuartarevolución industrialA tenor de lo anteriormente comentado podríamos clasificar las distintas categorías en la matriz de impacto económico-dificultad que se refleja en la Figura 2. Partiendo de este esquema, es aconsejable tener en cuenta algunas recomendaciones sobre la implementación de estas nuevas tecnologías:-Una revolución tiene tiempos muy intensos de desarrollo. No es aconsejable mantener una actitud pasiva ante ella. Las empresas deben formar a sus empleados en estas materias para entenderlas y saber tomar las decisiones adecuadas sobre su implementación.-Deben crearse grupos de I+D sobre la Industria y la Logística 4.0. Es recomendable que estos grupos, puedan ser interdisciplinares y puedan probar y participar en proyectos de estudio y desarrollo interno de estas tecnologías.-Es aconsejable conocer e implementar las tecnologías “obsoletizadoras” lo antes posible. Si están disponibles, deben darse los pasos para poder utilizarlas y no exponerse al riesgo de perder competitividad, si otras empresas comienzan a utilizarlas.-Si hay tecnologías rentables superado un umbral de rentabilidad, deben analizarse todas las posibilidades de implementación (financiaras, colaborativas, etc.), tratando de agilizar plazos, para aplicarse lo antes posible.-En el caso de tecnologías en proceso de desarrollo tecnológico y legal, es recomendable participar en proyectos piloto, clústeres, grupos públicos de trabajo y cuantas iniciativas puedan ser de interés. El objetivo en esta categoría debe ser adquirir experiencia y estar en una buena posición de salida cuando por fin se llegue a las condiciones idóneas para su despliegue masivo.-Un cambio de este tipo requiere planificar y preparar los recursos necesarios para ello. Es necesario planificar qué tipo de personal, medios tecnológicos, financiación, tiempo, aprobaciones, etc. se precisarán para su implementación. Las empresas deben dedicar tiempo y un esfuerzo organizado (a través de planes estratégicos, grupos de trabajo, etc.) para poder llegar a buen puerto.-De igual modo que para plantar hortalizas se requiere abonar y preparar previamente la tierra, también se requiere abonar y preparar el terreno en las empresas para poder implementar este tipo de cambios de paradigma en las empresas. En muchas de ellas existe una fuerte cultura de rechazo al cambio, por cuestiones como el miedo a no adaptarse, el temor de perder el puesto de trabajo, etc. Es necesario fomentar la cultura 4.0, transmitir sus ventajas, hacer ver al personal que es algo beneficioso para todos y que cualquiera puede aplicar estas tecnologías.
Posición activaToda revolución ha colocado tradicionalmente a las personas y a las empresas ante dos situaciones similares a las que planteaba Spencer Johnson en su famoso libro “¿Quién se ha llevado mi queso?”:-La de tomar una posición pasiva, lamentarse por el cambio y añorar el pasado cómodo que se conocía hasta entonces.-La de tomar una posición activa, anticiparse, actuar rápido ante los cambios y buscar una nueva posición ventajosa en un nuevo escenario.Obvia decir que siempre es aconsejable lo segundo, ya que en toda revolución solo cabe dos actuaciones posibles; liderarla o padecerla. Seamos líderes, empleemos nuestra tradicional creatividad, flexibilidad y capacidad de adaptación. Si sabemos hacerlo de una forma profesional y claramente involucrada, el tiempo nos recompensará.