El Puerto de Vigo es el más importante de Europa en desembarco de pesca fresca para el consumo humano, pero donde el hinterland vigués alcanza una dimensión mundial es en la descarga de pescado congelado, materia prima que alimenta a una importantísima industria de transformación de productos de la pesca.
La flota española de larga distancia ha sido, sin duda, la más exitosa de todos los países occidentales y los datos de los últimos 15 años reflejan que el transporte de estas mercancías se ha trasladado desde el modo convencional a los contenedores. Por eso, el desarrollo de la terminal de contenedores del Puerto de Vigo, que opera Terminales Marítimas de Vigo (Termavi), del Grupo Davila, ha sido esencial para el sector.
En los últimos años se observa, sin embargo, un estancamiento en los flujos de pesca congelada. Estos resultados preocupan a la comunidad portuaria ya que están provocados por el desvío de tráficos que tiene como destino final Vigo, a otros puertos cercanos, como el de Marín, o el de Leixões, en Portugal.
La falta de agilidad de las inspecciones de frontera que se realizan en Vigo está causando una elevada pérdida de competitividad a las empresas. La celeridad de los trámites de importación de productos perecederos y de alto valor añadido como son éstos, es clave en el funcionamiento de la cadena logística, por ello las empresas buscan puertos donde esa tramitación sea más eficiente.
La pesca congelada, al entrar en el puerto como mercancía, debe de pasar por el Puesto de Inspección Fronteriza (PIF). Por ello, es de la máxima importancia asegurar un funcionamiento eficaz de este servicio. Que el PIF sea eficaz y ágil supone una importante ventaja competitiva. En la mejora de su funcionamiento se centra el análisis que ha realizado la Autoridad Portuaria de Vigo en su Plan Estratégico.
Contenedor
Las importaciones se han convertido en una de las claves del desarrollo de la actividad industrial pesquera, incluyendo en ella todas las derivadas de la misma como la transformación de los productos de la pesca, su procesado y almacenamiento frigorífico. Desde el año 2002, la pesca congelada que se transporta en contenedor ha incrementado muy notablemente sus cifras, en línea con el desarrollo del comercio marítimo en general. El transporte convencional de la pesca congelada, es decir, en los propios buques pesqueros, ha quedado relegado a un papel secundario, aunque en Vigo sigue siendo muy importante, en términos comparativos, en relación con el resto de Europa.
La ubicación de los frigoríficos es un factor determinante para la elección del puerto por parte de las empresas. Toda vez que la pesca congelada se transporta en contenedor, ya no es un tráfico cautivo de ningún puerto sino que la industria puede elegir como puerto de entrada cualquiera que esté a una distancia razonable y tenga una terminal de contenedores competitiva. En el caso del Puerto de Vigo, Leixões es la alternativa más reciente, aunque otros puertos de Galicia, como Marín, A Coruña o Vilagarcía, también lo son.
Esta competencia hace que cobre mayor importancia la agilidad de los trámites de importación de productos perecederos y de alto valor añadido como lo son éstos, la rapidez de su paso por la zona de servicio del puerto y los trámites aduaneros y para-aduaneros. La profesionalidad de los funcionarios del PIF no es el problema, y la Autoridad Portuaria de Vigo, que preside Enrique López-Veiga, no pone en cuestión la alta calidad de sus servicios, sino que centra su análisis en los aspectos administrativos y legales que condicionan el funcionamiento de este servicio en el Puerto de Vigo, indudable factor de competitividad.
Problemas del PIF
El PIF es una instalación fundamental para el normal desarrollo de la importación y exportación de mercancías a través del puerto. En el Puerto de Vigo, está localizado en el Muelle de Guixar, donde se centralizan todas las instalaciones de control físico para la tramitación aduanera y sanitaria, de forma coordinada entre las diferentes administraciones competentes (Aduana, Sanidad y Soivre). Cuenta con una superficie de más de 2.300 metros cuadrados y 8 bocas para la inspección del tráfico de productos de origen animal y vegetal para consumo humano, productos para consumo animal y productos de origen vegetal, independientemente de su destino.
En Vigo, la importancia del PIF es crucial por el elevado volumen de las importaciones de pesca congelada. Una rápida y coordinada tramitación de las mercancías por los servicios aduaneros y paraaduaneros es el eslabón clave para el buen funcionamiento de la cadena logística. Por ello, se han venido realizando importantes inversiones en las infraestructuras del PIF, que suman casi 4 millones de euros y no se excluyen en el futuro nuevas inversiones en este ámbito.
Estancamiento
Una demanda del sector para agilizar los tiempos de tramitación, que la AP de Vigo respalda y ha trasladado a Sanidad Exterior, es que el servicio de inspección se preste en todos los puntos de descarga de pescado dentro del ámbito del puerto, aunque se encuentren fuera de su espacio físico; y su posible incorporación, si fuese necesario, dentro de las concesiones administrativas correspondientes.
Asimismo, la APV trata de resolver las necesidades de espacio que la logística del proceso de inspección conlleva y que pueden aumentar en el futuro con el crecimiento de los tráficos, cuestión que abordará la nueva Delimitación de Espacios y Usos Portuarios (DEUP).
Desde el año 2010 el tráfico de pesca congelada en el Puerto de Vigo se ha estancado y si en 2017 se movieron 649.855 toneladas (de ellas, 547.598 en contenedor), en el pasado ejercicio 2018 la cifra bajó hasta las 622.548 toneladas (517.019 en contenedor), según figura en las respectivas Memorias de Actividad de la Autoridad Portuaria.
Este aparente estancamiento no se debe a una caída de la demanda, ya que la producción de las industrias vinculadas ha continuado incrementando su actividad, sino a la lentitud de los trámites de importación de estas materias primas con destino a la industria de transformación, causando una pérdida de competitividad a las empresas que, urgidas a atender con prontitud la demanda de las grandes cadenas de distribución, buscan puertos con menos trabas.
Las importaciones a través del Puerto de Vigo han sido más difíciles y complicadas que a través del Puerto de Leixões, donde el régimen de inspecciones es muy ágil, sobre todo en la parte documental, y ha sido calificado de ejemplar por los responsables europeos. Como subraya la Autoridad Portuaria de Vigo, lo “sorprendente” es que esta diferencia se produce a pesar de que la normativa comunitaria que rige las inspecciones de sanidad exterior vinculadas a la importación de pesca congelada es común a todos los Estados miembros de la UE.
El problema se solucionó, en parte, tras las negociaciones que emprendió la APV con los usuarios del Puerto, y con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y que desembocaron en la redacción de un nuevo Protocolo de Control Documental General, publicado el 29 de mayo de 2018 por dicho Ministerio. Los tiempos del PIF de Vigo han mejorado con la aplicación de dicho protocolo.
Competitividad
Por otro lado, para mantener la competitividad de Vigo como puerto de descarga del congelado no basta con mejorar las labores de estiba y desestiba, otro de los factores relacionados con la descarga. Es importante también que las empresas suministradoras (flotas españolas en caladeros internacionales o empresas conjuntas en terceros países) sean también competitivas, y para colaborar en esta tarea también se precisa que exista en Vigo una industria de construcción naval especializada.
La industria de transformación de productos de la pesca, a la que abastecen estos tráficos, debe estar también a la cabeza de la competitividad y en esta tarea el factor clave es que pueda comercializar adecuadamente sus productos, que cada vez más dependen de las cadenas de distribución con gran poder de compra y que imponen, por ejemplo, ciertas normas de certificación o la rapidez en el suministro.