Francisco J. Romeu forma parte de ese selecto grupo de personas que ha tenido un papel protagonista en los últimos 50 años de historia de la logística en España. Tercera generación de una saga familiar que inició su andadura en el sector en 1869, Quico Romeu (que es como lo conoce todo el sector) ha sido el máximo responsable del éxito de la transitaria internacional TIBA, una atribución que comparte con su hermano, José María Romeu, y que en la actualidad ya navega bajo el timón de Javier Romeu, la cuarta generación.
Quico Romeu nos recibe en su despacho de la valenciana y portuaria calle de José Aguirre con la puerta abierta y anotando citas en su agenda. El separador de la libreta, la entrada de un concierto de Coldplay en Montreal, es toda una muestra de cómo es la cabeza y el espíritu de este profesional que el pasado día de Reyes cumplió 71 años.
Los orígenes
“Dado su carácter familiar e histórico, estaba predestinado a acabar en la empresa”, asegura. Quico nació en Barcelona y de pequeño estuvo interno en un colegio. Sus dos hermanos mayores, José María y Ernesto, se pusieron a trabajar nada más acabar sus estudios. “Yo era un buen estudiante y fue José María el que le dijo a mi padre que sería bueno que yo fuera a la universidad”. Y así fue. Quico se licenció en Derecho con 22 años y posteriormente realizó algunos periodos de aprendizaje y trabajo en prácticas fuera de España, siempre en empresas vinculadas al shipping “porque en aquel entonces el forwarding todavía no se había desarrollado”.
“Cuando tenía 24 años, todavía soltero, mi padre me dijo: ‘Tú a Valencia’… y fue entonces cuando solté la famosa frase: ‘Señor, sí Señor’. En realidad, era así como se hacían entonces las cosas. Una vez más, fue mi hermano José María el que sugirió que yo podía ir a Valencia. Él ya estaba aquí algunos años y vio que había posibilidades”, explica.
“Cuando tenía 24 años, todavía soltero, mi padre me dijo: ‘Tú a Valencia’… y fue entonces cuando solté la famosa frase: ‘Señor, sí Señor’
Del shipping al forwarding. El inicio de TIBA
“Cuando empecé a trabajar las transitarias prácticamente no existían. Esas tareas solían desarrollarlas las agencias de aduanas. Mi hermano José María siempre tuvo claro que debíamos establecernos como transitarios. Trabajé durante un tiempo en una empresa del grupo, Cargas y Estibas (Cesa), con Francisco Palau al frente, que tenía un pequeño departamento para estas actividades. Pocos meses después decidimos fundar TIBA, hace ahora 45 años”, relata.
Quico Romeu en su despacho de Valencia. Foto Loli Dolz Rápidamente la firma se expandió en España (Barcelona, Madrid, Bilbao, Alicante, Vigo, Algeciras, Las Palmas, Tenerife…) y, posteriormente, fuera del país (empezando por Portugal, Argelia, etc.).
El gran salto internacional se produjo con la apertura en México, donde TIBA está presente desde hace más de dos décadas.
Más recientemente la empresa se ha desarrollado mucho en Centroamérica, Sudamérica, China… “Actualmente estamos presentes en 20 países”, asegura.
“Tengo 71 años y hay algunas cosas que han cambiado –reconoce-, de hecho, antes era el director general y ahora soy el presidente del grupo TIBA; el CEO es mi hijo Javier. Pero mi día a día ha cambiado poco”
Después de 50 años viviendo aquí, considero que Valencia es mi casa y mantengo un espíritu de ‘catalanidad’ de la buena... Además, soy accionista del RCD Español”, apunta orgulloso mientras enseña la carta accionarial
Inquietudes
Francisco Romeu es una persona especialmente activa y con una profunda inquietud por conocer cosas nuevas y estar al día. “Tengo muchos hobbies y aficiones. Hago cosas propias de mi edad (golf, senderismo, tengo un huerto ecológico…) y otras que no debería hacer (juego al pádel todos los martes y la temporada de esquí la aprovecho al máximo). Me gusta mucho la música, especialmente la moderna, la lectura, el cine… Lo que no me gusta es el ‘sillón ball’”, explica.
El pasado verano aprovechó un viaje a Canadá para asistir a un concierto de Coldplay. “¡Pude ver a Chris Martin en primera fila, le veía hasta las arrugas de la cara!”, explica emocionado mientras enseña en su móvil un vídeo grabado por él mismo mientras suenan las notas de “Viva la vida”.
Quico Romeu sigue desarrollando una intensa agenda profesional. Foto Loli Dolz José María Romeu, el referente
La persona que más le ha influido profesionalmente, “indiscutiblemente”, es su hermano José María que tiene tres años más que él. “En nuestra familia es la persona más reflexiva y estratégica y suya fue la idea de montar TIBA. Creo que yo puedo ser mejor ejecutor que él, así que este binomio nos ha funcionado muy bien. Él está permanentemente dándole vueltas al negocio; está muy pendiente de todo lo que pasa en el mundo y tiene la capacidad para sacar una aplicación o conclusión para nuestro entorno. Siempre genera ideas y proyectos que funcionan muy bien”.
En el plano personal, más que una persona, lo que más le ha influido es el hecho de haber cambiado de ciudad a los 24 años. “Me vine a Valencia sin conocer a nadie, dejando en Barcelona a todos los amigos de infancia y juventud… y eso te obliga a espabilarte. Lo que más me ha influido en mi vida en el plano personal han sido las circunstancias, sin duda”.
La jubilación
Pero, ¿cómo afronta la jubilación una persona tan activa y dependiente del negocio? “Nos vamos jubilando poco a poco. No va con nosotros eso de firmar un papel un viernes a las cinco de la tarde y ya no volver nunca más. No tendría sentido. Nuestra jubilación lleva una curva y vamos cediendo responsabilidades y parcelas poco a poco”.
Reconoce que en ocasiones se siente “raro” ante esta situación, “aunque lo tengo totalmente asumido y quiero que sea así. A veces no me doy cuenta y meto un poquito la pata tratando de estar en todo, pero lo voy superando poco a poco”, sonríe.
Además, reconoce que cuanto intenta meterse más de la cuenta no le reprimen en absoluto. “En esta familia tenemos una relación de respeto, de exceso de respeto diría. En alguna ocasión hemos podido tomar alguna decisión que no ha sido la mejor y que, posiblemente, casi todos lo veíamos venir pero, por respeto a la persona que propuso la idea, hemos seguido adelante con ella. Es una cuestión de respeto y de confianza. Esto, además, ha favorecido que la relación en el día a día haya sido muy buena, sin ella todo el crecimiento que hemos tenido hubiera sido muy difícil”, explica.
“No tengo recuerdos horrorosos de mi trayectoria profesional, tampoco en la historia del grupo. Las crisis globales, la entrada de España en el mercado común o los problemas específicos de un determinado momento a todos nos influyeron y tuvimos que ajustarnos. Pero todo ha sido llevadero”
“Nos vamos jubilando poco a poco. No va con nosotros eso de firmar un papel un viernes a las cinco de la tarde y ya no volver nunca más. No tendría sentido. Nuestra jubilación lleva una curva y vamos cediendo responsabilidades y parcelas poco a poco”
Momentos cruciales
“No tengo recuerdos horrorosos de mi trayectoria profesional, tampoco en la historia del grupo. Las crisis globales, la entrada de España en el mercado común o los problemas específicos de un determinado momento a todos nos influyeron y tuvimos que ajustarnos. Pero todo ha sido llevadero”, afirma Quico Romeu.
Por lo que respecta a TIBA, el momento más relevante aconteció hace apenas cuatro años. Desde hacía 25 años TIBA era una empresa mixta con el grupo Bolloré, con una participación de TIBA del 60%. Entonces, Bolloré quiso expandirse y establecerse en España, al igual que estaba en todos los países en los que tenía presencia. “Nos ofreció comprar el 100% de TIBA y dijimos que no, de hecho, pasó justo lo contrario. Hicimos la compra de una forma totalmente cordial y amistosa porque tenemos muy buenas relaciones personales. El paso del tiempo ha demostrado que fue una buena decisión y es un hito muy importante en el ámbito profesional”.
Quico Romeu reconoce que no ha sido la única oferta que ha recibido para vender la empresa, “aunque nosotros ahora estamos en una posición más compradora que vendedora. La expresión recurrente de que ‘los Romeu no venden nunca’ es una chorrada. Todos tenemos que saber comprar y vender, lo importante es hacerlo bien. No sé si TIBA existirá como tal dentro de cien años, creo que sí, pero tengo la certeza de que seremos distintos. Seguramente más grandes, 100% digitalizados…”, afirma.
Reconoce, además, que el carácter familiar de la empresa condiciona que las decisiones vayan encaminadas a mantener la actividad. “Tenemos unos protocolos familiares firmados muy claros y estrictos en este sentido. Está bien tenerlos porque así toda la familia sabe que existen. Su mera existencia es buena porque nos aporta tranquilidad y estabilidad”.
“Un buen día cogimos la maletita y empezamos a trabajar y a viajar hasta conseguir lo que tenemos hoy… porque todo esto no es gratis”
“La expresión recurrente de que ‘los Romeu no venden nunca’ es una chorrada. Todos tenemos que saber comprar y vender, lo importante es hacerlo bien”.
La clave del éxito
Hace 45 años Quico Romeu no se habría imaginado, “para nada” hasta dónde iba a llegar TIBA. “Me hubiera dado vértigo imaginarlo”, reconoce. “Un buen día cogimos la maletita y empezamos a trabajar y a viajar hasta conseguir lo que tenemos hoy… porque todo esto no es gratis”.
Efectivamente, este empresario tiene claro que la clave del éxito está sencillamente en el trabajo. “Creo que a México habré ido más de 30 veces; a Argelia más de 40. Esto, muchas veces, supone salir en domingo y regresar al fin de semana siguiente… y no siempre apetece. Mi hijo, en apenas en cinco años, ha viajado más que yo en 40. Es contagioso”, explica.
Quico también cree que otra clave del éxito ha sido el equipo de personas que componen el grupo. “La empresa familiar tiene siempre algo que atrae a la gente. La proximidad de los gestores, tener siempre la puerta abierta… son cosas que gustan y motivan. En general tenemos personas muy motivadas e implicadas”.
El futuro de TIBA
Quico Romeu ve muy claro el futuro de la empresa. “Vamos a estar en más países. Casi seguro que este año vamos a anunciar nuevas aperturas y probablemente alguna compra. Creceremos en el ámbito geográfico”.
Por lo que se refiere a la forma de trabajo, “si digo que la digitalización es el principal objetivo y el mandamiento nº1 de la tabla, no estoy descubriendo nada. El objetivo es pasar de ser una empresa logística con unas buenas soluciones digitales, a una empresa digital con buenas soluciones logísticas. Vamos a invertir el orden de las prioridades. Es un objetivo que tenemos grabado en sangre”.
Un momento de la entrevista. Foto Loli Dolz El sector
Romeu explica que el sector ha cambiado mucho en los últimos años pero, básicamente, en cuanto a su dimensión. “El sector siempre ha estado enormemente disperso, con muchas empresas y muchas de ellas pequeñas. Creo que vamos hacia concentraciones parecidas a las que se están produciendo con los grandes armadores y transitarios”.
Esta circunstancia, además, ha producido que los “grandes players” no se impliquen en la actividad asociativa como lo pueden hacer las pequeñas y medianas empresas, lo que “debilita el asociacionismo”.
Ahora bien, si le dan a elegir lo tiene muy claro: “Me gusta más el sector de ahora… y el que haya dentro de diez años seguro que me gustará más. Hay cosas nuevas que me divierten enormemente y eso me motiva”.
“Si me dan a elegir, me gusta más el sector de ahora… y el que haya dentro de diez años seguro que me gustará más. Hay cosas nuevas que me divierten enormemente y eso me motiva”
Ampliación Norte
“Lo que está pasando con la Ampliación Norte no tiene nombre… y eso que no soy valenciano. ¡Se me llevan los demonios!”, afirma vehemente Quico Romeu.
“Seguramente muchos de los que están opinando sobre este asunto no tengan ni la más mínima idea de lo que quiere decir MSC. Se trata de la segunda naviera más importante del mundo. Gracias a ella y a su presidente, Paco Lorente, el Puerto de Valencia está donde está. MSC hace más del 50% de los contenedores que mueven Valencia; es el primer cliente del Puerto; ha movido más de 3 millones de contenedores en 2019 y ha comprometido otros dos millones; también ha comprometido una inversión de más de 1.000 millones de euros; en la ZAL, ocupan más del 50% de las parcelas adjudicadas… ¿y todavía estamos poniendo pegas a MSC? Es una situación increíble. Que exista este problema con un claro trasfondo político es algo que no puede ser”.