Todos estos factores, unidos a otros que ya venían ejerciendo una clara influencia desde años atrás, como son la integración vertical o la imperiosa necesidad de digitalización de un colectivo especialmente habituado a gestionar los procesos y tramites administrativos de modo manual, sitúan a los transitarios ante un futuro sin duda complejo, pero en el que ocupan un papel central en su definición.
Es, precisamente, su capacidad para adaptarse a los cambios e incluso para liderarlos, la que ha posicionado al transitario o freight forwarder como un elemento esencial de la cadena de suministro global, sin cuya participación el comercio global como hoy lo conocemos no sería posible. En todo caso, esta resiliencia y capacidad de superación, se enfrenta también a ciertas amenazas que los transitarios deben ser capaces de convertir en oportunidades, o en su caso, mitigar al máximo su impacto.