Menú
Suscripción

Vall muestra en el puerto exterior de A Coruña la eficacia de sus carpas en condiciones adversas

Empresa referente en soluciones para cubrir las necesidades de espacio con estructuras desmontables de alta calidad, Vall es especialista en la adaptación de carpas industriales a condiciones adversas. Recientemente, ha llevado a cabo un proyecto  en el Puerto de A Coruña caracterizado por unas condiciones muy concretas y complejas a las que su experiencia ante situaciones poco convencionales ha dado una respuesta eficaz.

  • Última actualización
    13 marzo 2020 15:31

Cada pata de estas naves precisaba de un lastre adicional de 2.400 kilogramos, de manera que los fuertes vientos no alteraran la normalidad de la actividad. En este caso, Vall ha construido una carpa industrial Ecospace frente a una de las costas más inclementes de la Península Ibérica, justo el punto donde al Atlántico y el Cantábrico se encuentran. La nave Ecospace tiene la cualidad de estar construida totalmente de lona, en su cubierta y sus laterales, sobre una estructura de aluminio. Es el modelo más ligero, económico y rápido de montar del catálogo  de Vall.

Además, estas carpas industrial se caracterizan por no alterar el entorno. Para su construcción no se modifica el terreno ni sus propiedades, de manera que, una vez finalizado su uso y desmontada la carpa, el lugar que ocupó mantiene su aspecto y características. Es ésta una cualidad relevante a la hora de trabajar en zonas de cierto valor o sensibilidad medioambiental.

 A pesar de que este tipo de carpa industrial no se ancla al terreno ni está fabricado con materiales rígidos y pesados, Vall sostiene que es “la mejor opción para un terreno salvaje afectado por fuertes fenómenos meteorológicos”, como el que representa el puerto exterior de A Coruña, en Punta Langosteira.

 

Test de arranque

“En Vall trabajamos siempre con mediciones precisas y análisis profesionales; por eso podemos adaptar todas nuestras carpas y naves desmontables a cualquier tipo de localización”, explica la compañía, que en este caso concreto, cubrió la superficie total construida con dos carpas independientes, una de 4.000 metros cuadrados y otra de 2.800 metros cuadrados.

En los test de arranque se determinó que cada pata de estas naves precisaba de un lastre adicional de 2.400 kilogramos, de manera que los fuertes vientos no alteraran la normalidad de la actividad que se desarrollará en su interior y garantizar la seguridad de los materiales y las personas que albergue. Para ello, se colocaron lastres externos, fijados a cada una de sus aristas, en posición triangulada, para aumentar la estabilidad de la estructura.

Estas carpas industriales desmontables “son una demostración de la gran versatilidad y flexibilidad de las construcciones no permanentes, su alta resistencia y su naturaleza poco intrusiva con el entorno”.