La digitalización en el sector logístico es un proceso complejo, que requiere inversión, talento, visión estratégica y gestión del cambio. Tanto grandes operadores como pymes reconocen la necesidad de adaptarse, aunque enfrentan distintos retos según su tamaño y recursos. La inteligencia artificial, la ciberseguridad, la interoperabilidad y la integración de sistemas son factores decisivos para el éxito de la transformación digital. Así, las empresas que logren alinear tecnología, procesos y personas estarán mejor posicionadas para ofrecer servicios más eficientes, seguros y sostenibles, garantizando su competitividad en un mercado globalizado y en rápida evolución.
En este escenario, las empresas transitarias, como actores clave en la organización de la cadena de suministro global, afrontan una transformación inevitable: pasar de modelos basados en procesos manuales, papel y contactos tradicionales, a operaciones apoyadas en plataformas digitales, automatización y análisis de datos en tiempo real. Sin embargo, este camino no está exento de obstáculos que van más allá de la simple inversión tecnológica.
Formación y resistencia al cambio
Uno de los principales retos es la formación. La transición digital requiere que los equipos conozcan y dominen nuevas herramientas, desde sistemas de gestión documental hasta plataformas de trazabilidad y visibilidad de la carga. Muchas transitarias, especialmente las pymes, carecen de planes de formación continuada que permitan actualizar competencias digitales. El desafío no es solo técnico, sino también cultural: el personal debe comprender que la digitalización no sustituye su trabajo, sino que lo potencia.
El éxito de la transformación digital depende en gran medida de la cultura empresarial. En muchas transitarias persiste aún una mentalidad muy arraigada en lo presencial y la relación personal como base de la actividad, por lo que cambiar hacia una cultura orientada a datos, plataformas digitales y colaboración online implica vencer resistencias internas. Por ello, la dirección debe liderar con convicción este proceso, demostrando los beneficios tangibles en eficiencia, rapidez de respuesta y satisfacción del cliente.
Otro desafío es el relevo generacional, por cuanto el sector transitario, tradicionalmente vinculado a profesionales con gran experiencia y un profundo conocimiento operativo, necesita atraer a jóvenes con competencias digitales y capacidad de innovación, lo que obliga a trabajar en políticas de recursos humanos que combinen la transferencia de conocimiento entre generaciones con la incorporación de nuevo talento especializado en tecnologías, análisis de datos o inteligencia artificial aplicada a la logística.
Ciberseguridad y normativa
Por otra parte, la digitalización expone a las transitarias a nuevos riesgos, cono ataques informáticos, brechas de datos y suplantaciones, haciendo que la ciberseguridad se convierta en un asunto crítico que convierte a la inversión en sistemas de protección, protocolos de acceso seguro y planes de contingencia en una condición indispensable para operar en el mercado internacional y mantener la confianza de los clientes.
Además, la digitalización también debe tener muy en cuenta la complejidad regulatoria, con marcos normativos nacionales e internacionales que avanzan a distinto ritmo en materias como la documentación electrónica, la firma digital o la interoperabilidad de plataformas.
Esta fragmentación genera incertidumbre y costes adicionales, especialmente para las empresas que operan en múltiples mercados. Por ello, la armonización de las normativas y el impulso a iniciativas europeas como el eFTI (electronic Freight Transport Information) serán determinantes para facilitar una transición fluida.