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Los drones a la conquista de la entrega marítima

Ni confirmo ni desmiento que cuando llegó la nota de prensa de la Generalitat Valenciana con el titular: “Ximo Puig anuncia que ha solicitado formalmente el traslado de la sede de Puertos del Estado a la Comunitat Valenciana”, servidora soltara un par de carcajadas y que en la Redacción se escucharan frases como: “¿éste se flipa?” o “pero qué dices muchachito”. 

  • Última actualización
    15 julio 2021 17:57

Está claro, lo sé, la idea no es nueva. No es que Puig sea el original creator del temita, pero hay que reconocerle el hecho de que aprovechase un foro de excepción (asamblea de AVE - Asociación Valenciana de Empresarios-), con un público a favor, para lanzar su ¿propuesta? Son muchos los empresarios y directivos del sector que piensan que la ubicación de Puertos de Estados en Madrid es un sinsentido y el president recuperó dos de sus comentarios highlights y los hizo suyos. Uno: “No es comprensible que este organismo, que coordina y controla la eficiencia de los puertos de titularidad estatal, se sitúe a 350 kilómetros del mar”. Dos: “El centralismo ineficiente absorbe recursos y drena riqueza”. Y ya está. Ahí acabó su interés por el asunto. ¿Sorprende que una idea tan peregrina como ésta ocupara el titular de la nota de prensa? Sí. ¿Va a tener más recorrido? No lo creo.

En fin... Ya veremos cómo acaba el asunto y si lo que pareció más un microteatro que una idea en firme no se convierte en “Los Juegos del Hambre” de los puertos españoles.

¿Estamos, entonces, ante el inicio de una nueva era en el sector? ¿Debería aparecer un nuevo eslabón en la cadena - “dronista”- o se asume el nuevo servicio como uno más del portfolio logístico y listo?

Por cierto, ¿qué les parece eso de que los drones sean capaces de suministrar a los buques mercantes a 100 kilómetros de la costa? La llegada de los drones como herramientas versátiles que aportan agilidad a algunas operativas no nos debería sorprender. Sabíamos de su implementación en la entrega de paquetería en tierra, en la última milla (estos últimos kilómetros suponen, de media, el 53% de los costes logísticos a los que se enfrenta un distribuidor), pero confirmar que la tarea podría realizarse a esa distancia, en plena mar y en navegación, significa una nueva evolución dentro del sector.

Aerocámaras, una compañía gallega especializada en aeronaves no tripuladas, y Península, proveedor mundial de combustible marino, presentaron hace unos días este servicio logístico e hicieron una exhibición en Santiago de Compostela donde una aeronave híbrida despegó del puerto de Vigo portando un maletín hasta un carguero en un trayecto de más de 18 kilómetros. El recorrido solo fue una muestra del potencial del dron que puede recorrer más de 100 kilómetros con un depósito, subrayaron las empresas que destacaron que la operación permite el envío de productos ligeros (hasta cinco kilos) entre buques mercantes y su interlocutor en tierra sin atracar. Prevén ahorros diarios de más de 1 millón de dólares para clientes de petróleo y gas gracias a que los cargueros, con más de 200 metros de eslora, no tendrían que entrar en puerto y serían suministrados en movimiento. Además, medicamentos, documentos o alimentos podrían ser aerotransportados a bordo, agilizando el proceso de distribución y abaratando los costes de medios tradicionales como barcazas.

¿Estamos, entonces, ante el inicio de una nueva era en el sector? ¿Debería aparecer un nuevo eslabón en la cadena -“dronista”- o se asume el nuevo servicio como uno más del portfolio logístico y listo? ¿Habría tanta demanda como para ello? Y lo más urgente (e importante), hoy no es una acción viable, así que, ¿cuánto tardará en adaptarse la legislación para garantizar y permitir este tipo de vuelos? Porque sin permisos, sin protocolos y plazos realistas poco se puede hacer para que los nuevos modos de transporte se consoliden o siquiera existan.