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Marianismo inútil

La estrategia marianista de dejar que se pudran los problemas parte del principio teologal del “polvo eres y en polvo te convertirás”, es decir, que todo aquello que se descompone no sólo acaba hecho cenizas, sino que, además, viene el viento y se lo lleva, es decir, desaparece.

  • Última actualización
    26 mayo 2020 17:12

La tragedia del Covid-19 lo ha sepultado todo pero, no sólo no se ha llevado por delante los problemas que ya había, sino que estos van a reaparecer multiplicados. Servidor, experto en olisquear tras las esquinas y rebuscar en el fondo de los cajones, les puede certificar sin ningún género de dudas que todo lo que estaba pendiente hace tres meses, sí, sigue pendiente, lo banal y los trascendental, lo inmediato y, por supuesto, lo histórico y lo estructural, aún más dañino si cabe dada la fragilidad en la que nos hemos sumido.

Y es que, queridos amigos de la Administración Pública, amados próceres de los grandes retos logísticos, a lo que realmente responde la estrategia marianista es al principio einsteniano de que “la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, con el agravante de que cuanto lo que tenemos sobre la mesa es un problema toda transformación siempre tiende a ir a peor.

Los problemas no se han ido, los problemas siguen ahí y, para colmo, van a minar la velocidad de recuperación hasta la extenuación. Y es que las cosas se pudren, pero no es casual que al mismo tiempo huelan siempre cada vez peor.