En 2024, el comercio marítimo mundial creció un 2,2% en volumen y un 5,9% en tonelada-millas, con perspectivas más moderadas para 2025, cuando se proyecta un alza de apenas 0,5% en volumen y un 1,4% en contenedores. A medio plazo, hasta 2030, la UNCTAD anticipa un crecimiento promedio anual del 2%, inferior al observado en las dos décadas anteriores.
La segmentación de los flujos muestra que el transporte de contenedores se recuperó en 2024 debido al reabastecimiento de inventarios y al redireccionamiento de cargas, mientras que el comercio energético presenta trayectorias divergentes: el carbón aumentó impulsado por Asia, aunque mantiene una tendencia descendente estructural; el petróleo se mantuvo estable, pero con distancias de viaje más extensas; y el gas natural licuado (GNL) lideró el dinamismo gracias a la diversificación de proveedores y destinos.
Un capítulo aparte lo constituyen los minerales críticos (cobre, litio y cobalto, entre otros), cuyo comercio marítimo crece con rapidez, concentrado en pocos corredores bilaterales, lo que eleva la exposición a interrupciones.