La irrupción del Covid-19 y de sus medidas restrictivas en pos de una mayor seguridad ha puesto patas arriba a la industria de los cruceros a nivel mundial. La cancelación de itinerarios y el brusco descenso de ingresos son dos golpes a los que las navieras del sector deberán hacer frente en los próximos tiempos.
Sin embargo, esta situación ha propiciado la aceleración en el proceso de renovación y modernización de la flota crucerística a nivel mundial. Según CLIA, la imposición de restricciones y la incertidumbre sobre cuándo se retomará la actividad con niveles anteriores a la pandemia ha hecho que las navieras estén retirando sus buques con una vida útil más corta.
“Es el caso de navieras como Royal Caribbean o Carnival Cruises”, apuntaba recientemente Alfredo Serrano, director general de CLIA España. “Las compañías no sólo no están escatimando gastos en esos procesos, acudiendo a empresas especializadas en el desmontaje de buques, sino que han mantenido sus pedidos de nuevos buques para los próximos años”.
Sin embargo, el directivo de CLIA matiza que esa estrategia incluye una dilatación en los plazos de entrega de los nuevos buques y la suspensión de las opciones que suelen ofrecer los astilleros de construcción de nuevas unidades.
“Hay que tener en cuenta que, de media, las navieras desembolsan unos 1.000 millones por cada nuevo crucero, por lo que es de aplaudir ese mantenimiento de las inversiones”, apunta Serrano.
126 de los nuevos buques de crucero que entrarán en servicio en los próximos años incorporarán la tecnología más avanzada en materia ambiental
En lo que tampoco ha descendido el ritmo inversor de estas compañías es en la implementación de medidas para aliviar su impacto en el medio ambiente. Según el Informe de Prácticas y Tecnologías Ambientales 2020 que la Oxford University elabora para CLIA, las compañías habrían invertido 23.500 millones de dólares en este capítulo.
El informe constata los avances realizados en materia ambiental por la industria, como es el caso de la instalación de sistemas de reducción de partículas contaminantes, la creciente utilización del GNL en los buques de nueva construcción, o los esfuerzos de las navieras por ir adaptando de forma paulatina sus barcos para que puedan conectarse a la red eléctrica en los puertos donde escalan.
De hecho, 126 de los nuevos buques que entrarán en servicio en los próximos años incorporarán la tecnología más avanzada en materia ambiental. “Hoy por hoy, las navieras son mucho más exigentes a la hora de implementar acciones ambientales que la propia normativa”, según Alfredo Serrano.