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El mundo se ha hecho pequeño

  • Última actualización
    01 marzo 2024 05:20

Cuando observamos la evolución de los acontecimientos, no podemos por menos que pensar en la aceleración de los mismos. No nos da tiempo a adaptarnos a los cambios. Los datos que nos parecían básicos a la hora de elaborar nuestros razonamientos se quedan obsoletos en el breve plazo de unos meses, incluso días.

Pensamos que nuestro oligopolizado sector marítimo, con una fuerte y creciente tendencia a la concentración vertical y horizontal, sufre de gigantismo, las grandes navieras ostentan un poder excesivo, controlan precios, rutas, tráficos, tránsitos, tendencias de mercado, todo. Y puede ser que, en gran parte, así sea.

Pero en cuanto nos alejamos un poco de nuestro ombligo y analizamos el comportamiento del resto de sectores de nuestra economía mundial, experimentamos una cura de humildad considerable, sea cual sea el parámetro por el que optemos. Y es que el mundo se ha hecho pequeño. Nuestro sector queda totalmente empequeñecido ante el tamaño y evolución de los sectores más dinámicos. Es más, las grandes corporaciones superan ampliamente, no solo a las de nuestro sector, sino que minimizan incluso a la mayor parte de los países. El gigantismo de las megacorporaciones empequeñece el de los países.

En este contexto, resulta imposible establecer una relación de igualdad entre esas megaempresas y los países donde quieren operar. Es muy desigual la posición de cada uno de ellos. La legislación que pueda establecerse en un país aislado para controlar sus actuaciones, sean industriales o simplemente administrativas, resulta cuando menos poco efectiva. De hecho, frente a estas megaempresas ni siquiera la UE tiene mucha efectividad a la hora de regular sus relaciones y actividades dentro de la propia UE. Europa ya no es lo que era. El PIB de toda la Eurozona en dólares corrientes en estos momentos (14,7% del mundo) es inferior al de China (16,9%). Únicamente acuerdos internacionales entre los grandes países sobre elementos tan vitales como el medioambiente, la inteligencia artificial, la competencia desleal o simplemente temas fiscales, pueden ser efectivos, incluso así, con limitaciones.

En el cuadro inferior comparamos el PIB de los países del mundo (en el año 2023), con la capitalización bursátil de las grandes empresas en la última fecha disponible (23 de febrero de 2024).

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El cuadro tiene cierta trampa pues estamos comparando el PIB de los países que es un flujo, con la capitalización bursátil de las empresas que, aunque cambia día a día con las cotizaciones en bolsa, es un stock, pero para nuestros efectos comparativos nos permite tener una idea bastante ajustada de esa desproporción.

El cuadro, en este sentido, nos indica varias cosas.

1. En el mundo ya hay 4 empresas que superan los 2 billones de capitalización bursátil.

2. Estas grandes corporaciones están creciendo a un ritmo mucho mayor que los países, por lo tanto, seguirán escalando posiciones y superando cada vez a más países en poco tiempo.

3. La mayor parte son de Estados Unidos. De las 16 empresas recogidas en el cuadro, 13 son norteamericanas, 1 de Arabia, 1 de Taiwán y 1 de Francia

4. Las mayores y las que crecen a un ritmo más rápido son las tecnológicas vinculadas a la Inteligencia Artificial. Son las que Michael Hartnett denomina “las 7 magníficas” (Apple, Microsoft, Meta, Amazon, Alphabet, Nvidia y Tesla) con algunos añadidos como TSMC o Samsung.

5. Europa, claramente, ha perdido el tren de la IA. No hay ninguna empresa europea en este ranking tecnológico de élite.

6. En este peculiar ranking que compara tamaños de empresas y países, hay que señalar que hace 14 años en esa misma comparación entre empresas y países no estaba ninguna de todas estas estrellas tecnológicas. Es más, alguna ni había sido creada.

7. En el año 2010 entre las 20 primeras multinacionales había 3 de EEUU, 1 de Holanda, 2 del Reino Unido, 2 de Japón, 2 de Francia, 1 de España, 2 de Italia, 4 de Alemania, 1 de Luxemburgo, 1 de Suiza y 1 de Bélgica. Esto es una presencia de la UE muy considerable (12 de 20).

8. Sin embargo, 15 años después el mundo industrial ha quedado relegado por el tecnológico, y Europa ha pasado a un segundo plano. Ha perdido claramente la guerra tecnológica moderna en semiconductores, aplicaciones de la IA, la nube, centros de datos..., salvo casos muy concretos y puntuales.

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Nuestro sector marítimo

Y en este mundo de gigantes ¿dónde está nuestro sector marítimo? Pues hace lo que puede. Perdonadme la tal vez excesiva simplificación, pero conviene recordar que estamos ante un sector imprescindible pero maduro, vinculado al hierro y no a la generación del conocimiento, contaminante y, por lo general, incomprensiblemente mal visto y poco valorado salvo en períodos de crisis, al que todos se creen con el derecho de restringir actuaciones, limitar su operativa, o penalizar sus cuentas de resultados.

EL DATO
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Empresas · En el mundo ya hay 4 empresas que superan los 2 billones de capitalización bursátil

Es un sector concentrado en algunas fases (navieras o terminalistas), pero muy atomizado en otras (transitarios, consignatarios o transporte terrestre); con resistencias al cambio (automatización) por amplios colectivos de la comunidad, pero en el que son imprescindibles y urgentes adaptaciones tecnológicas claves para su futuro (nubes, blockchain, IA, gemelos digitales, realidad aumentada/virtual, digitalización, ciberseguridad, etc.). Incluso las disparidades en la simple gestión entre puertos del mundo (que deberían ser los grandes impulsores de los cambios y de la modernización) son tremendas.

Pues bien, como se ve en el cuadro de la izquierda la suma de la capitalización bursátil de las principales empresas que cotizan en bolsa a finales de enero del 2024, apenas llegaba a los 180.000 millones de dólares (según Alphaliner). Cierto que faltan MSC y CMA CGM, pero incluso haciendo una valoración generosa, tomando como referencia a Maersk y Cosco (52.000 M$), podríamos aceptar que ambas pueden tener una capitalización bursátil en el entorno de los 60/70.000 millones de dólares.

Si sumamos esta aproximación a los datos publicados del conjunto de todo el sector tendríamos una capitalización bursátil de unos 250.000 millones de euros.

¿Es mucho? Sí. Pero si lo comparamos con los gigantes tecnológicos, todo nuestro sector representa una doceava parte de Microsoft o una onceava parte de Apple. En fin, nos guste o no, es lo que hay, y el problema es que esta brecha se va a acentuar en el futuro. Y nuestro sector tiene también otra peculiaridad. Y es que las principales navieras del mundo tienen su sede en Europa.

Si las empresas cotizan en bolsa en función de sus expectativas, y, por lo tanto, de la corriente de beneficios que se espera que alcancen en el futuro (siempre hay algún experimento especulativo o burbuja que tarde o temprano acaba explotando), resulta evidente que ese futuro no está en nuestro sector. Y si esas megaempresas concentran toda esa cantidad de recursos presentes y futuros, ellas serán las impulsoras del cambio y el resto de sectores seremos los compradores de sus aplicaciones, sus clientes.

En fin, las cosas son como son, y en este escenario resulta difícil entender que uno de los pocos sectores en los que Europa sigue siendo líder mundial, no solo no se apoye desde la Unión Europea (por ejemplo, en los necesarios procesos de transición energética, introducción de IA, modernización absoluta de sus instalaciones, etc.), sino que se penalice e incentive el desvío de tráficos (y, por lo tanto, negocio, beneficio, empleo, etc.) hacia otros puertos, con medidas poco justificables. Soy aburrido, qué le voy a hacer.

Bueno, por desgracia esto es lo que hay. Como decía hace 150 años Thomas Carlyle: “La economía es una ciencia triste”.