En unos casos por razones históricas, en otros por barreras físicas, en algunos por limitaciones del propio mercado o por barreras legislativas o de acceso, el caso es que la competencia es bastante limitada en la prestación de los seis servicios portuarios esenciales (amarre, practicaje, remolque, manipulación de mercancías, atención al pasaje y gestión de residuos) en los puertos españoles, tal y como el miércoles detalló el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, durante la presentación del primer Informe Anual de Competitividad en el Congreso de los Diputados.Los pliegos de prescripciones particulares de los servicios son la herramienta fundamental que articulan su prestación en cada puerto por lo que las medidas recomendadas en el Informe para atajar el problema de la competencia y expuestas por Llorca en el Congreso se centran precisamente en introducir mejoras en los pliegos.En primer lugar se propone actualizar los pliegos de prescripciones de los servicios portuarios.con seis medidas concretas que son: establecer clausulas relativas a indicadores de productividad y económicos que garanticen una mejor gestión de los servicios para incremento de la competitividad; eliminar o corregir aquellas cláusulas que introduzcan, para el acceso o la prestación, exigencias excesivas o innecesarias; orientar toda la redacción y el contenido del pliego a la teórica multiplicidad de prestadores, introduciendo las cláusulas necesarias para regular la coexistencia de varios licenciatarios para el mismo servicio; minimizar las barreras de entrada (y de salida) de los prestadores de tal forma que los medios exigidos sean los estrictamente necesarios para realizar las operaciones unitarias; demandar una adecuada calidad general de los pliegos, que realmente se acojan al nuevo marco regulador, abandonando antiguas prácticas no competitivas; y atender a las particularidades que concurren en cada Autoridad Portuaria/puerto y que condicionan importantes elementos de los pliegos.En segundo lugar, el informe plantea que es necesario implantar tarifas máximas de los servicios portuarios que sean realistas. Para ello, se considera conveniente que cada Autoridad Portuaria analice cada uno de los seis servicios portuarios y establezca los correspondientes planes de negocio de cada servicio portuario de manera que en los pliegos se puedan establecer unas tarifas competitivas que fomenten la actividad del propio puerto y de las propias prestadoras.Los pliegos deberán contemplar dos situaciones: cuando hay varios competidores, en los que las tarifas serán libres; y cuando el número de prestadores no garantice la competencia real, aplicándose las tarifas máximas.Tarifas máximasEn tercer lugar, el informe plantea exigir a las prestatarias el registro de los datos requeridos en los pliegos, necesarios para la elaboración de indicadores y su correcto desarrollo.Junto a estas propuestas, el Informe recomienda exigir el cumplimiento de la separación contable de actividades; la implantación de una aplicación o sistema informático para la obtención de datos necesarios para la elaboración de los indicadores; la obtención de indicadores sobre servicios portuarios de puertos extranjeros competencia de los españoles para comparar a los puertos españoles dentro del mercado portuario europeo/internacional, de manera que se puedan tomar medidas que mejoren la competitividad; y, por último, el desarrollo de estudios de detalle por parte del Observatorio Permanente, en concreto un estudio internacional sobre los servicios técniconáuticos (amarre, remolque y practicaje) para conocer el estado del mercado de cada servicio técnico-náutico en los puertos españoles en comparación con sus competidores extranjeros. Las conclusiones que se obtengan de estos estudios permitirán establecer recomendaciones y las acciones a seguir para mejorar la competitividad de los puertos españoles.Por encima de estas conclusiones lo que más valoró el presidente de OPPE del Informe es que se configura como punto de partida para medir la competitividad portuaria tras las dos legislaturas pasadas en las que no se acometió estar tarea y que Llorca considera “perdidas”.