Un simple juego de reflejos ha servido para que esta imagen, captada por Alba García a bordo de un remolcador de Boluda, se convierta en un tratado relativo a la profesión de este colectivo tan importante del sector portuario. Orden, profesionalidad, precisión, grúas que esperan, el barco que llega, aguas abrigadas...Pocas veces nos detenemos a pensar en lo relevantes que llegan a ser determinados eslabones de la cadena. Cada uno tiene su función, que por insignificante que pueda parecer, juega un papel determinante en el cómputo global. No puede fallar nada.El remolcador dispone de una ubicación privilegiada para comprender no solo la envergadura de los buques que llegan a puerto, sino también la dimensión del comercio exterior y la importancia de la mercancía.Mastodontes de acero aproximándose como plumas en un liviano baile que concluye cuando se establece el mínimo contacto del buque con el muelle, una conexión que hace posible que siga girando la rueda del comercio internacional.Sin duda, son de esas imágenes a las que le sobran todas las palabras que no sirvan para ubicarla en su contexto.