¿Quién dijo que los puertos son feos y carentes de interés estético? Solo hace falta saber mirar y buscar los detalles para encontrar lo que no se ve a primera vista. Hay ocasiones en las que la belleza, lejos de esconderse, aparece ante nuestros ojos en todo su esplendor. El Puerto de Bilbao cuenta desde hace tres años con un nuevo icono, un nuevo referente visual, un nuevo hito arquitectónico, un nuevo elemento distintivo que destaca precisamente por su estética. La terminal de coque de Petronor, construida y gestionada en el muelle AZ1 por la empresa Graneles Sólidos del Norte, formada por los grupos Toro y Betolaza e Ibaizabal, incluye un almacén de azufre y un silo-domo de coque, cuyas especiales características lo convierte en la primera instalación de su tipo en España. Desde el exterior, su gran estructura circular de color blanco permite divisarla desde millas, kilómetros a la redonda. Su interior permanece, sin embargo, oculto a las miradas indiscretas. No para la cámara fotográfica, capaz de captar cómo una intensa luz blanquecina penetra a raudales por la parte superior de la cúpula, aumentando aún más si cabe la negrura del coque ordenadamente apilado.