Uno de los aspectos más críticos del escenario actual es la elevada volatilidad de las tarifas de fletes, que se ha convertido en la norma. Entre 2024 y 2025, las tarifas de flete de los contenedores experimentaron fuertes oscilaciones, alcanzando niveles cercanos a los picos de la pandemia por la combinación de rutas más largas, mayor consumo de combustible y mayores costos operativos.
El índice SCFI promedió 2.496 puntos en 2024, cifra que supera un 149% los niveles de 2023. Aunque a principios de 2025 se moderaron, las tarifas siguen muy por encima de los niveles previos a las crisis. En el transporte de graneles secos, las tarifas se dispararon en 2024 por la firme demanda de carbón, granos y fertilizantes, pero disminuyeron a mediados de 2025 ante la desaceleración industrial y la entrada de nuevos buques. El transporte de crudo y derivados se mantuvo volátil, sostenido por distancias más largas y oferta restringida.