CASTELLÓN. En su intervención, Francisco Toledo, ha destacado la necesidad de abordar los desafíos éticos y de equidad que plantea la digitalización en el ámbito marítimo y ha afirmado que “si bien la tecnología ofrece herramientas sin precedentes para la sostenibilidad, también presenta riesgos significativos si su desarrollo no se regula adecuadamente”.
Toledo ha iniciado su análisis recordando su etapa como presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón, donde la instalación de medidores de partículas y pantallas atrapapolvo, pese a no ser una exigencia legal, fue clave para mejorar la sostenibilidad y recuperar la confianza ciudadana. “La inexistencia de datos abonaba visiones apocalípticas”, afirmó, defendiendo que la transparencia y la monitorización son fundamentales para desactivar conflictos y avanzar hacia una gestión medioambientalmente responsable.
En este sentido, el director de la Cátedra Smart Ports ha explicado que la transformación digital se sostiene sobre tres pilares fundamentales: sensorización masiva y a bajo coste, lo que permite recopilar una cantidad ingente de datos sobre casi cualquier parámetro; capacidad de almacenamiento de datos, con un crecimiento exponencial a precios asequibles; y potencia de cómputo, aspecto que hace posible procesar y analizar grandes volúmenes de información en tiempo real.
Según Toledo, estos avances tecnológicos abren la puerta a una mejor gobernanza azul. “La clave reside en la capacidad de monitorizar el mar de una forma integral, algo que, sorprendentemente, aún se hace de manera muy limitada”. “En el mundo marítimo se sensoriza relativamente poco”, advirtió, comparando las 15 boyas de Puertos del Estado en todo el litoral español con la densidad de sensores en cualquier edificio moderno.
En este sentido, entre las aplicaciones tecnológicas más prometedoras, destacó, por un lado, la monitorización ambiental, que permite medir en tiempo real la calidad del agua, los niveles de acidificación, la presencia de contaminantes o el estado de la fauna marina mediante satélites, drones y sensores submarinos.
Por otra parte, la vigilancia y el control, con el objetivo de combatir actividades ilegales como la pesca no autorizada o la minería submarina que degrada los fondos marinos. Y, finalmente, la sostenibilidad energética, mediante el impulso y el desarrollo de energías renovables, como la eólica offshore, la mareomotriz o la undimotriz, implementadas de manera compatible con la protección de los ecosistemas.
A pesar de las oportunidades, Toledo también ha hecho hincapié en los riesgos asociados a esta revolución tecnológica, poniendo el foco en dos aspectos cruciales: la equidad y la ética y, en este orden de cosas, planteó una cuestión clave: “el conocimiento es poder, pero ¿en manos de quién están los datos recopilados que van a permitir una mejor explotación del mundo marítimo?”, alertando sobre el peligro de que esta información quede concentrada en manos de unos pocos oligopolios tecnológicos, replicando el modelo de negocio de las grandes plataformas digitales, lo que podría condicionar su uso a intereses privados en lugar de al bien común.
Así, el director de la Cátedra concluyó haciendo un llamamiento a la acción legal y regulatoria: “hay un ámbito en el que legalmente se puede actuar para ese futuro cercano sea ético y justo”. “Es fundamental garantizar que los beneficios de la digitalización del mar se distribuyan de manera equitativa y no agraven las desigualdades existentes”.
Toledo ha intervenido en una mesa de debate sobre retos tecnológicos y gobernanza azul, en la que también han estado presentes Fernando de Rojas Martínez-Parets, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Miguel Hernández, director de la Càtedra d’Economia Blava-UA-UMH-Generalitat Valenciana, director del Grupo Interuniversitario de Investigación del Sector Marítimo y Políticas Públicas de la Economía Azul y promotor de la Estratègia Blava de la Comunitat Valenciana; María José Rubio, jefa del departamento de Planificación, Políticas Europeas e Innovación en la Autoridad Portuaria de Castellón; y César Bordehore Fontanet, profesor del departamento de Ecología, investigador en el Instituto Universitario para el Estudio del Medio Ramon Margalef de la Universidad de Alicante y coordinador científico del Laboratorio Marino UA-Dénia.