BARCELONA. La Comisión de Transición Energética de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España, junto con Port de Barcelona, ha organizado la jornada “Electrificación de buques”, un encuentro centrado en analizar el estado actual de la electrificación tanto en embarcaciones de servicio portuario como en grandes buques, ferries y buques ro-ro.
En el ámbito de las embarcaciones de servicio portuario, Ramón Zubiaga, CEO de Consulmar, destacó que “cada vez es más rentable un barco eléctrico”. Recordó que hace cinco años la diferencia de coste respecto a una embarcación convencional podía alcanzar el 50%, mientras que actualmente en algunos casos se sitúa ya en torno al 10%. Una parte sustancial de esa brecha se debía al precio de las baterías, que “ha disminuido de forma notable y seguirá bajando cada día más”. Aun así, Zubiaga reconoció que la inversión inicial continúa siendo mayor, aunque puede reducirse mediante ayudas o financiación, y subrayó que la amortización es viable “porque los motores eléctricos son más eficientes”.
Ignacio Gómez, director de I+D y Proyectos Estratégicos de SYM NAVAL, remarcó que la estrategia financiera y la tecnológica deben avanzar de forma alineada para anticiparse a las barreras que puedan surgir a medio plazo. Defendió que los puertos deben destinar partidas específicas a la gestión de sus flotas internas si quieren alcanzar una descarbonización total.
En esta línea, Dámaso Bueno, director de Special Projects en P&O REBARSA, afirmó que el futuro pasa por la convivencia entre remolcadores eléctricos y convencionales dentro de flotas híbridas. “No podremos eliminar los barcos diésel de un día para otro, pero avanzaremos hacia la electrificación”, señaló. También confió en la evolución tecnológica para ir resolviendo los desafíos que hoy todavía no tienen solución.
Pese a los avances, Enrique Cortada, del Departamento de Operaciones Marítimas de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), se mostró prudente respecto a la posibilidad de electrificar el 100% de la flota de servicios portuarios. “Es un camino sin retorno, pero debemos mantener los niveles de eficiencia”, afirmó. Recordó, además, que las necesidades de cada remolcador varían según el puerto y su operativa: “No es lo mismo un remolcador en A Coruña que en Barcelona”.