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Nadie hablará del Brexit cuando hayamos...

Tiene la pisada firme y decidida, como la de quien conoce bien el terreno porque sabe que el territorio que holla le pertenece. Camina segura de sí misma a pesar de calzar tacón alto sobre una superficie traicionera, ya esté hecha de asfalto, sus depresiones anegadas con agua de lluvia, o esté fabricada con estrías de acero oblicuas al sentido del paso y en desnivel suficiente como para provocar una trastabillada ministerial al más alto nivel. 

  • Última actualización
    04 enero 2021 17:54

La visita de la ministra de Exteriores al Puerto de Bilbao resulta especialmente oportuna por cuanto subraya la función esencial del puerto vasco en las relaciones comerciales de España con Reino Unido, más aún cuando su reputación había quedado en entredicho tras la huelga de estibadores

Los zapatos de la ministra de Exteriores (y Unión Europea y Cooperación) de España, Arancha González Laya, pisan fuerte y por eso desafiaron las más elementales reglas del equilibrio cuando al mediodía del sábado 2 de enero de 2021, calzaron su visita al buque “Connemara” de Brittany Ferries en el  Puerto de Bilbao, subiendo y bajando su rampa  ro-ro, apenas habían transcurrido 36 horas desde la salida oficial y definitiva del Reino Unido de la Unión Europea.

La ministra de Exteriores de España quiso inmortalizar en el Puerto de Bilbao un momento histórico en las relaciones España-Reino Unido con la entrada en vigor de las nuevas regulaciones aduaneras con motivo del Brexit. Y ciertamente, no pudo elegir mejor lugar para ello que Bilbao y su puerto, que sin duda simbolizan mejor que cualquier otro lugar en España, la estrecha vinculación comercial que mantienen ambos Estados.

Desde que el  23 de junio de 2016 los ciudadanos de Reino Unido decidieron  en referéndum su salida de la Unión Europea, el proceso para una salida negociada y no traumática ha sido largo y complejo. Los puertos españoles, y especialmente Bilbao y Santander, que concentran la mayor parte del flujo de mercancías y pasajeros entre España y Reino Unido, han tenido que  hacer frente desde entonces a la incertidumbre sobre el tipo de acuerdo que daría forma definitiva al Brexit, adecuando sus operativas al nuevo escenario. 

Una vez alcanzado un acuerdo satisfactorio tanto con la Unión Europea como con las relaciones con Gibraltar, González Laya  se acercó al Puerto de Bilbao  para capitalizar el éxito de la negociación y al mismo tiempo “conocer cómo se ha preparado Bilbao, líder del sistema portuario español en tráfico con Reino Unido, para atender la nueva coyuntura”. Nada que reprochar.

La ministra, que ha sido subsecretaria general de la ONU, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC) y jefa de gabinete de Pascal Lamy, secretario general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), conoce a la perfección el papel de los puertos en el comercio internacional y más todavía, el papel del Puerto de Bilbao en el comercio marítimo con Reino Unido, con una cuota del 27% en España.

Por ello, su visita al Puerto de Bilbao resulta especialmente oportuna por cuanto subraya la función esencial del puerto vasco en las relaciones comerciales de España con Reino Unido, más aún en un momento en el que su reputación había quedado en entredicho tras la huelga de los estibadores. 

Dicho lo cual, a la ministra, que pisó firme el terreno portuario, sin tropezar, le falló la foto simbólica, por mucho que quisiera capturar la esencia del Brexit con su propio teléfono móvil en la pegatina de “Ciudadanos No UE” de la cabina del control policial de la terminal de Brittany Ferries por donde deberán acceder a partir de ahora los ciudadanos británicos. No había británicos en la terminal. Tan sólo un ferry de carga de la línea con Irlanda. A fin de cuentas, qué más da. Nadie hablará del Brexit cuando hayamos...