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No es el medioambiente lo que retrasa la terminal Norte

  • Última actualización
    27 marzo 2021 08:32

No sé si se habrán dado cuenta, pero el mundo político ha tocado fondo, lo ha horadado y... sigue bajando. Hace tiempo que tiene las cloacas como su cielo, de tan bajo como han caído. Uno puede escucharlos durante miles de horas sin encontrar ni una palabra dedicada a propuestas, soluciones, medidas o autocríticas. Incluso en estos tiempos, en los que, como nunca en nuestra historia reciente, la gente enferma, muere o se arruina día sí y día también.

Mientras, nuestros politiquillos están en su tema: te compro, me vendo, te traiciono o te apoyo en función, exclusivamente, no ya del beneficio en votos, sino de las posibilidades que tenga de seguir con un “carguete”. Se manejan unos a otros como calderilla. De ahí a comprometerse públicamente, apoyar a pecho descubierto, posicionarse o responsabilizarse claramente... hay un universo. Esa, responsabilizarse, es y será la palabra clave de todo el inmenso despropósito que se ha montado respecto a la terminal de la ampliación norte en Valencia.

Según los informes de los que saben, no de los que dicen que saben, la terminal es económicamente imprescindible y la ampliación medioambientalmente inocua, como ha quedado más que demostrado en los diez años que lleva construida.

Ocurre que, con todas las inexactitudes, mala leche y mentiras que se han vertido sobre la nueva terminal, han convertido algo esperanzador en una amenaza. Y ahora... ¿quién se hace cargo? ¿Quién, de todos esos políticos, partidos sin votos y asociaciones sin socios asumirá responsabilidades?

Lo digo, porque, cuando se distorsionan las realidades y se extreman las posturas, pase lo que pase con la terminal, habrá culpables e inocentes, buenos y malos, vencedores y vencidos. La terminal saldrá adelante, y durante un cierto tiempo seguirá siendo un problema inventado, que, por tanto, no tiene solución posible, porque nunca ha existido ni existe el problema.

Esa, responsabilizarse, es y será la palabra clave de todo el inmenso despropósito que se ha montado respecto a la terminal de la ampliación norte en Valencia

Una cosa es ir de pusilánime, mirar para otro lado y dejar con el culo al aire a los profesionales logísticos y otra muy distinta es que te exijan responsabilidades. ¿Quién será el que asuma que la terminal no se hace porque él no he querido? Cuando se de luz verde a la terminal, ¿quién se hará cargo de aguantar a los cuatro que gritan?

Sin exageraciones, sin faltas de respeto y sin mentiras, fuera cual fuera el desenlace del tema, todos saldríamos ganando. Así, hoy, con la situación que han cocinado unos y otros, con el imprescindible borbolloneo del calorcito de la cobardía política, hemos llegado a una situación en la que alguien se va a dejar pelos en la gatera. O la piel. O todo. La clave es quién se hace cargo. En cuanto se solucione esto, se soluciona todo.

¡Ah! Y no se olvide nadie que lo más importante, con serlo hasta el extremo, no es que la terminal se ponga en marcha o no. Lo más importante es la muy aterradora poca importancia que se da a las mentiras. Tolerar como algo normal que nos mientan nos va a llevar, como nos está llevando, a situaciones de total crisis. Unas veces será sanitaria, otras económica y otras, créanme, económica y sanitaria.

No existe la verdad parcial, ni la verdad según el color con que se mira, ni mi verdad o tu verdad. Solo existe la verdad y la mentira. Lo otro lo defienden los mentirosos.

Me voy a mi pueblo a tomarme unos botellines con mis amigos, que falta me hace. Salgo ya, porque a Alcolea de Calatrava solo puedo ir vía París. Maravillosos. Son maravillosos.