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El lado oscuro

Son las 05:45, suena el móvil, no lo hace muy fuerte, anoche antes de acostarme ya le bajé el volumen, le doy la vuelta rápidamente para dejarlo en silencio y que no despierte a mi familia, voy a la cocina para poder hablar. Un conductor llama porque no le arranca el camión. Tengo dos opciones, llamar al taller 24h, o que se espere a que abran a las 8 (siempre será más económico), pero llegará tarde al cliente.

  • Última actualización
    24 febrero 2021 13:08

Bueno como aún estoy medio dormido, se me ha olvidado que hay más opciones. Puedo intentar repararlo como se dice ahora teletrabajando, después de interrogar al chofer para ver si tiene voltaje o no tiene fuerza el arranque, recuerdo que esa marca de camión ya me dio un problema hace tiempo por culpa de un relé. Pero no me acuerdo qué número era, le digo al chofer que coja el libro de instrucciones y que busque en el esquema eléctrico, el relé del motor de arranque, después de varios minutos a la espera, por fin lo encuentra, pero no tenemos uno de repuesto, bueno creo que el del motor de subir la ventanilla es el mismo, la ventanilla del acompañante no es esencial en este momento, por fin lo cambia y ¡Eureka! el camión ha arrancado. He ahorrado un buen dinero a la compañía y no llegaremos tarde al cliente, a las 06:05 ya está todo solucionado, cuando vuelva ya pasará por el taller a cambiarlo. Ya me he despejado y no puedo volver a conciliar el sueño, ese ha sido el inicio de un día cualquiera como otros tantos, un pinchazo, una avería, un accidente…

Llego a la oficina, nadie sabe lo que ha pasado porque todo sigue como estaba planificando, yo me siento orgulloso de haber solucionado un problema más. Era un chaval cuando ya destripaba motores de esos Pegaso que para mí eran una maravilla y después de muchos años me di cuenta que no eran tan buenos, pero en aquellos años 80 no había tampoco mucho donde elegir en una empresa familiar con falta de recursos. Una vez ya con el carnet en el bolsillo era el momento de dejar el taller y salir a hacer ruta, lo llevaba en la sangre me fascinaba llevar un tráiler, esto me sirvió después para que nadie me pudiera contar películas, yo ya había pasado por ahí, la experiencia es un grado y la sabiduría otro, bueno eso dicen, porque hoy ya no se valora.

A principio de siglo, la empresa ya no era solo familiar teníamos nuevos socios, les dimos la bienvenida como a Mister Marshall, ya teníamos el respaldo económico que nos hacía falta, las empresas de transporte de aquella época iban todas con números rojos en las entidades de crédito. Pasamos de tener una veintena de camiones a más de 70, trabajo por doquier, no dábamos abasto, como la mayoría de competidores. Las jornadas se hacían interminables, nunca llegábamos a casa antes de las diez de la noche, pero era bonito.

Más tarde llegó el SIC, bendito SIC, por fin teníamos tiempo para disfrutar de la familia, luego vendría la crisis, tendríamos que desmontar parte de lo que habíamos conseguido con tanto esfuerzo.

La labor del departamento técnico es oscura, pero esencial para un sector en el que las tarifas no se corresponden con la exigencia de los clientes, que demandan un servicio exquisito a un precio “outlet”. Cada euro ahorrado en una compra, reparación o una ruta bien planificada hace que cada transporte llegue a ser rentable

Bueno un poco de historia no viene mal, volvamos al principio, la labor del departamento técnico es oscura, pero esencial para un sector en el que las tarifas no se corresponden con la exigencia de los clientes, que demandan un servicio exquisito a un precio “outlet”. Cada euro ahorrado en una compra, reparación o una ruta bien planificada hace que cada transporte llegue a ser rentable. Por desgracia, no siempre puede ser así, la gran tecnología que llevan los camiones de hoy hace que sean más propensos a tener averías, un simple fallo de un sensor deja al vehículo paralizado, ya que si no funciona todo como está establecido en los parámetros de la centralita, se pone en modo avería y solo te deja continuar hasta poder apartarte de la carretera.

Este es el lado oscuro de este sector, el que no se ve, ese teléfono 24H, esas discusiones con los conductores para que realicen su trabajo tal y como se les ha encomendado, esas malditas ITV que siguen rechazando vehículos por tonterías, esas vacaciones interrumpidas por llamadas de cualquier tipo, esos controles de consumo para que el transporte sea lo más rentable posible.

Ese reconocimiento es el que hace falta a estos departamentos tan menospreciados en este sector. Es como un avión, que el que se lleva los aplausos es el comandante que ha hecho un vuelo y un aterrizaje perfecto, pero todo eso sería imposible si los técnicos no hubieran revisado el plan de vuelo y los mecánicos no hubieran revisado el tren de aterrizaje, los flaps, los motores y repostado el aparato.

Desde aquí mi reconocimiento a todas estas personas que están al otro lado, el lado oscuro.