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Ampliación Norte: ¡Qué pena!

Presidente de la AP de Valencia 2015-2023 , Catedrático de Economía Aplicada

Aurelio Martínez
  • Última actualización
    03 julio 2023 12:45

El pasado 11 de junio el Puerto de Valencia, al igual que otros puertos españoles, organizó una jornada de puertas abiertas. La afluencia fue masiva. La organización estuvo desbordada. La gente tenía ganas de ver el objeto de la polémica política. La pregunta más recurrente a los responsables del puerto era:

- ¿Dónde se va a llevar a cabo la Ampliación Norte?

- La está usted pisando -era la respuesta en muchos casos.

-¿Cómo? ¿Esta es la Ampliación Norte?

-Sí, claro.

-Pero... ¡si ya está hecha!

- Sí, desde el año 2012. Allí puede ver los carteles explicativos.

- Pero... nos están engañando.

- Sí, es un debate bastante estéril, pero es lo que hay.

-Entonces, ¿de qué estamos hablando”?

-De dónde se pone la nueva terminal, ¿aquí o enfrente?

Me ahorro los comentarios que hacían.

$!“La sociedad quiere posiciones constructivas, no negacionistas radicales y paralizadores de todo proceso que implique progreso”.

Todo esto me recuerda la frase atribuida a Einstein: “¿Crees que la luna no está allí cuando no miramos?” Esta frase se puede aplicar a algunos partidos y personas que piensan que, como no quieren ir al puerto para convencerse de que está hecha la ampliación, pueden seguir diciendo lo que les parezca. Desgraciadamente para ellos, la luna está, aunque no miremos.

Aunque resulte para muchos de nosotros cansino y aburrido, de vez en cuando conviene recordar las distintas fases por las que ha pasado la crítica metódica e implacable, por parte de una minoría, cuyo único objetivo es la destrucción del puerto.

Primera fase. Invención al poder

Se trataba de decir las locuras más grandes para asustar a la sociedad. Por ejemplo:

- Van a pasar 6.000 camiones al día por los poblados marítimos.

- Para qué la ampliación si dentro de poco no van a hacer falta los camiones.

- El deshielo de los polos va a desviar los tráficos y no tiene que crecer más el Puerto de Valencia pues ya no hará falta (algo que al de Barcelona, Tarragona, Castellón... no les afecta).

“Conviene recordar las distintas fases por las que ha pasado la crítica metódica e implacable, por parte de una minoría, cuyo único objetivo es la destrucción del puerto”

-La ampliación va a destruir La Albufera, la costa, la vida animal y todo lo que se ponga por delante (hay multitud de estudios que explican que, tal y como se construyó, se minimizó el impacto y, si lo hubiera habido, ya está hecha la obra).

- Está en la línea de migración de las aves y se van a chocar con las grúas.

- No genera empleo, ni actividad (todos los estudios dicen lo contrario, pero... están comprados por el puerto, ¡claro!),

-¿Para qué queremos el puerto? Con el COVID las empresas van a volver (reshoring) y no habrá tráfico.

-Las impresoras 3D van a reducir drásticamente el comercio internacional (algo que afecta solo al Puerto de Valencia).

-¿A quién beneficia el puerto y la ampliación? A unas cuantas empresas constructoras y a las navieras extranjeras. Lástima que el 40% del total del tráfico export/import de España pase por el Puerto de Valencia y, por lo tanto, lo utilicen más de 40.000 empresas exportadoras. Estas no cuentan.

-El Puerto de Valencia únicamente manipula TEUs vacíos (una cuarta parte del total del tráfico, o sea, igual que la media mundial)

-Va a afectar gravemente a la salud de todos los ciudadanos valencianos (el resto no tiene esos problemas: es el malévolo Puerto de Valencia el que tiene esos impactos tan negativos).

“Lo único que buscan es conseguir que el inversor se canse de tanta dilación y crítica y abandone el proyecto”

-Es una obra de vida útil muy corta, pero nos afectará durante más de 100 años (¿Los puertos son de vida corta?)

-Va a costar más de 4.000 millones de euros al erario público (cero más, o cero menos no hay que tomarlo en cuenta, al fin y al cabo es lo que ellos mismos hacen al contar los asistentes en sus manifestaciones).

-Obligará a que todo entre por tren (lástima que hagan falta 200 surcos/día para atender todo ese tráfico export/import en infraestructuras ya de por sí congestionadas. A lo mejor están pensando en el Acceso Norte Ferroviario: algo es algo).

En fin, la lista la podemos alargarla hasta el infinito. El Puerto de Valencia (ojo, solo el de Valencia, los demás son una bendición para sus ciudades) es peor que las 7 plagas de Egipto y los 4 jinetes del Apocalipsis juntos (si estuviera en el Whatsapp ahora pondría unos emoticones de risa malévola).

Son descalificaciones sin aportar un solo estudio firmado (y los firmados menos concluyentes), mentiras, presión mediática, bueno, la “metodología y estrategia habitual en estos casos”.

Segunda fase. Bloqueo jurídico

El paso siguiente, seguido de una manera minuciosa y sistemática, ha sido el bloqueo jurídico mediante el recurso a los tribunales de cualquier actuación, sea Zona de Actividades Logísticas (ZAL), sea terminal norte, sea terminal de pasajeros, sea toda iniciativa, sea cual sea el objetivo.

Ni que decir tiene que, en el momento en el que los tribunales desestiman o rechazan el recurso o se pronuncian a favor del puerto, ni los críticos ni los medios se hacen eco de dichas sentencias, o, como máximo, le dedican un discreto corto, simplemente para decir que ellos han cumplido. Ya se sabe, se propaga a bombo y platillo la iniciativa y se ocultan los fracasos.

$!“Defender a toda costa la concordia en la coalición de Gobierno nos ha llevado de facto a la tiranía de los negacionistas”.

Tercera fase. Bloqueo político

Cuando el tema ya se les escapaba de su ámbito de control ordinario dieron el paso al bloqueo político, tratando de impedir cualquier aprobación por parte de la Generalitat, denunciándolo en Bruselas y en los foros internacionales, y/o después presionando a los/las ministros/as más afines para retrasar todo lo posible el proyecto.

Así, por ejemplo, una aprobación que es de trámite lleva paralizada en el Consejo de Ministros desde diciembre. Eso sí, los otros proyectos de ampliación (Barcelona, Bilbao, Cádiz y la práctica totalidad de los otros puertos) no tienen ningún problema en pasar esos trámites administrativos exigidos. Incluso la Ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en alguna de sus múltiples visitas al Puerto de Barcelona (y ninguna al de Valencia a pesar de haberse paseado por nuestra ciudad) no tiene ningún empacho en poner como ejemplo al Puerto de Barcelona en los flujos de tráfico portuario, puerta de Europa y lo que haga falta.

Y todo ello con la pasividad exasperante de los responsables finales que, si de verdad se creen que la ampliación de Valencia es un proyecto estratégico para España y Valencia como apuntan, están obligados a asumir sus responsabilidades y aprobarlo. Pero claro, defender a toda costa la concordia en la coalición de Gobierno nos ha llevado de facto a la tiranía de los negacionistas que acaban imponiendo sus tesis.

Y es curioso porque los resultados políticos no avalan esa estrategia, sino la contraria. Todos los partidos que se han opuesto frontalmente al puerto han perdido las elecciones, o bien en términos de escaños y representatividad, o bien saliendo del parlamento por no alcanzar el mínimo electoral exigido.

La sociedad quiere posiciones constructivas, no negacionistas radicales y paralizadores de todo proceso que implique progreso. Eso sí, apoyados por algunos ideólogos de izquierdas que levitan cuando hablan y son acaparadores de la verdad absoluta. El resto de los mortales estamos equivocados y solo nos cabe las disculpas y el mea culpa permanente.

“Todos los partidos que se han opuesto frontalmente al puerto han perdido las elecciones, o bien en términos de escaños y representatividad, o bien saliendo del parlamento por no alcanzar el mínimo electoral exigido”

Objetivo final

El objetivo final de toda esta estrategia es bastante obvio. Como no creen en el puerto y en el papel económico que juega en nuestra sociedad (de hecho, por fin en estas pasadas elecciones han puesto sobre la mesa sus verdaderas intenciones solicitando el desmantelamiento de toda la Ampliación), lo único que buscan es conseguir que el inversor se canse de tanta dilación y crítica y abandone el proyecto.

¿Que eso significa la pérdida a medio plazo del puerto, de su papel de hub para nuestro sector exportador, de punto de atracción para las inversiones extranjeras?. Da igual. No creen en el puerto.

Todavía queda antes de las Elecciones algún Consejo de Ministros en el que se pueda aprobar el proyecto (solo queda un trámite administrativo), y al final impere la sensatez, avalada por toda la multitud de informes técnicos y jurídicos disponibles.

La pérdida de dinamicidad, de tráfico, de líneas o de carga sufrida durante estos meses/años ya no la vamos a recuperar. ¡Lástima que no podamos pedir responsabilidades económicas!

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