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Cadenas resilientes, un derecho

Que me dicen que se acaba el mundo y que qué hacemos si se produce un apagón eléctrico a nivel global... y yo solo puedo canturrear “Perra” de Rigoberta Bandini, confiar en que los que dirigen el mundo -y no hablo de los políticos precisamente- sepan en lo que se meten cuando alientan semejantes cosas y recordar las decenas de películas y series distópicas que he consumido sobre este hito (por cierto, sorprendida me hallo ante tal cantidad, pero ¡qué me pasa!). ¿Es la primera vez que nos bombardean con mensajes de este tipo? Nop. ¿Será la última? No lo creo.

  • Última actualización
    05 noviembre 2021 13:32

Mientras tanto, tenemos que seguir a lo nuestro, preparándonos para un 2022 que se envalentona por momentos. Los eventos regresan a las agendas, pero las tensiones también. 

Me dicen que las vacaciones por el año nuevo chino serán más largas que en otras ocasiones, que las fábricas parecen tener más facilidad para echar el cierre porque no hay materias primas y los recursos energéticos están por las nubes, así que, ni ellos pueden producir a sus precios y los pedidos ya se están atendiendo regulín. 

Si a esto le sumamos la situación del transporte marítimo de mercancías (que no ha cambiado mucho en los últimos 10 días con fletes disparados, equipos descolocados y buques amontonados en algunos enclaves de EEUU) y del transporte por carretera que ya no sabe cómo decir las cosas (bueno sí, y los paros comienzan a otearse en el horizonte), pues qué quieren que les diga... ¿Que lo suyo sería cerrar este año postconfinamiento en positivo? Sip.

¿Se está renunciando a servicios de primera necesidad (cadenas de suministro fuertes, resilientes y competetitivas) que deberían ser accesibles y eficientes porque #eselmercadoamigo?

¿Que se tendría que tener una posición firme en la Unión Europea en asuntos como la gestión de los recursos energéticos y sus precios? Obvio, porque no tiene sentido tener a los camioneros de una gasolinera a otra para poder repostar y volver a casa (#síestásucediendo) ni tener al sector industrial del país (pulmón de nuestro PIB) en un ay, porque no saben si van a tener que cerrar sus plantas de producción hoy, mañana o la próxima semana porque los costes energéticos se les comen los beneficios. No se les puede pedir que produzcan a pérdidas indefinidamente. El sector cerámico ya ha advertido de que están usando sus últimos cartuchos. La automovilística ya ha avanzado que se dejarán de producir 10 millones de vehículos este año por falta de componentes. 

¿Que se tendría que hacer algún tipo de presión al sector que ha colapsado el comercio internacional? Eins... no seré hoy quien diga que... pero, vamos, que todos tenemos ojos y sabemos reconocer lo que es ya una realidad que salpica no sólo en el lado mar. 

Además, el mood integración vertical se vive intensamente estos días en los pasillos de las grandes compañías navieras del mundo que han apostado por ser integradores del transporte global de contenedores y lo están logrando con la compra de transitarias, aduaneras, plataformas electrónicas de fletes... De hecho, hace unos días conocimos la última compra de Maersk: el transitario Senator International. El objetivo está claro: absorber todo el movimiento del contenedor desde su origen a su destino. ¿Esta decisión unánime de las principales del sector (ahí reside el quid de la cuestión: lo hacen todas) responderá a los principios básicos de la libre competencia? ¿Se está renunciando a servicios de primera necesidad (cadenas de suministro fuertes, resilientes y competitivas) que deberían ser accesibles y eficientes por el bien común porque #eselmercadoamigo?