Menú
Suscripción

Cómo resolver la desesperante falta de respeto de los servicios paraduaneros

  • Última actualización
    15 marzo 2023 05:20

Voy a perder un párrafo de mi tiempo y de su tiempo en el desahogo sobre la vergonzante situación en España de los servicios paraduaneros, una falta de respeto permanente a todos los integrantes de la cadena logística.

Dicho esto, desbrocemos responsables y responsabilidades y, sobre todo, soluciones y cauces.

En primer lugar, tienen los servicios paraduaneros de este país la dicha de parapetarse en esa ineficaz y cobarde distribución competencial que permite que los responsables de este desaguisado entonen con garbo el “pío, pío...”, pues todo se resume en departamentos perdidos en los marasmos ministeriales alejados de las cúpulas decisorias y, aún más si cabe, de la infalible e intocable Hacienda. Nada se puede hacer ni nada se puede decir pues no se sabe ni quién te escucha ni para qué te van a escuchar, aunque a veces se nos planten por delante las Delegaciones de Gobierno, puertas tan socorridas como paradigmáticas del “vuelva usted mañana”.

Seamos eficientes y seamos ambiciosos

Ahora bien, el problema es que frente a este muro del mirar para otro lado, el sector del comercio exterior en general y de la logística en particular está situando una portavocía de los problemas y de las demandas igual de deslavazada, igual de pobre, igual de débil e igual de ineficaz que los interlocutores de los servicios paraduaneros, en un diálogo que por su falta de resultados es un tanto de besugos.

Por tanto, lo primero que tiene que hacer el sector logístico es definir claramente cómo se enarbola la bandera porque los gritos en los desiertos particulares no conforman un estruendo en el Madrid de las altas sensibilidades, sino que a lo sumo son un rumor lejano al que despachar con las excusas de siempre.

Por eso, insisto, hace falta que una institución pública de la Administración española con competencias plenas en logística se ponga al frente de esta batalla y que de manera articulada y pública aúne la voluntad de todas y cada una de las organizaciones empresariales, entidades e instituciones implicadas para dar un fuerte aldabonazo frente al resto de ministerios y gritar de una vez: ¡Basta ya!

Por encima por ejemplo de Puertos del Estado, que representa sólo a un modo de la cadena; o por encima de la Secretaría de Estado, con un peso relativo, quien tiene que dar la cara en este asunto, sin lugar a dudas, es la ministra de Transportes, partirse el lomo, literalmente, frente a sus compañeros de Gobierno, “chiqui Montero” incluida, y poner esto en la agenda de manera inmediata, urgente y prioritaria.

Sólo así se lograría apretarle las tuercas a esos departamentos ciegos de naftalina e inercias y, solo así, se puede llegar, unidos, a un plan serio de soluciones y una hoja de ruta de ejecución que es lo importante.

A partir de aquí, una vez lanzado el órdago, lo que hay que ser es tan eficientes en las soluciones como ambiciosos y, por tanto, más allá de lo que parece más sencillo aunque siga siendo un suplicio, es decir, más personal y más horarios, hay que ir a la raíz de la gestión, porque la ineficiencia de los servicios paraduaneros no es una cuestión que se limite a los PCF. Su actitud es igual de insultante en ámbitos decisivos como la VUA o el Proyecto SIMPLE. En suma, falla la raíz, que no es otra que una absurda repartición de competencias porque, de acuerdo, unos fiscalizan pastillas, otros periquitos, el de más allá chirimoyas y así sucesivamente, pero la única verdad es que todos inspeccionan mercancías para el correcto funcionamiento del comercio exterior, es decir, deberían depender, sí o sí, todas estas competencias del mismo organismo, la AEAT, sin dudas. Así, toda la Aduana actuaría al unísono, con soluciones tan potentes como, por ejemplo, un OEA para servicios paraduaneros, una quimera en el desastre actual.