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Cuando mueran los ferrys

  • Última actualización
    08 marzo 2024 05:20

Las noches son siempre largas en la madriguera, sin bajar nunca la guardia, aunque sea el mejor momento para pensar y el tiempo más aprovechable para leer. Esta semana, lo urgente y lo importante se han unido para aparcar el montón de libros que siempre aguardan en la piedra que hace de almohada y ceder el turno a la nueva novela que los hijos de Gabriel García Márquez le han arrancado de la tumba con la excusa de que el genio tal vez ya no tenía las facultades para escribirla, pero tampoco para juzgarla. Habrá lugar más adelante de intervenir en ese debate pero, por de pronto, quédense con la muy marinera primera frase con la que arranca la novela: “Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde...”

La isla, el viernes, agosto y, oh dios mío, el transbordador, sí, el transbordador. Qué palabra tan bella, qué palabra tan oportuna, qué palabra tan precisa, qué palabra tan castellana y qué palabra tan olvidada. No sé cómo de loco estabas Gabo en esos tus ultimos días, pero encontraste 13 letras fantásticas, 13 letras perfectas para levantar otra pancarta ante esa logística global anglófila e irresoluble donde en la batalla contra los neologismos seguía irredento el castillo horrendo del “ferry” y sus errados e ignotos plurales.

Ahora que por fin nos redescubres los transbordadores, larga vida para ellos en titulares y noticias y, por favor, muerte a los ferrys, los ferris, los ferries o como diablos se diga. Qué bueno, Gabo, que resucitaste.