Tiene el ministro de Transportes su agenda en “pause” por aquello de su reciente paternidad, con una baja que para muchos es un derecho pero que para los políticos se convierte en obligación, debido a la necesidad de ser ejemplo ante quienes todavía no se sienten con fuerza como para ejercerlo y como advertencia para quienes aún utilizan este factor como decisión de contratación.
De no ser por esta cuestión, estoy convencido de que el ministro se hubiera personado el pasado 23 de mayo en la Asamblea General Electoral de CETM. Tras el sonoro patinazo, por no decir ninguneo, en el Congreso celebrado por la patronal en Ciudad Real el año pasado, es obvio que en el Ministerio tomaron buena nota pues a la Asamblea acudió esta vez el secretario de Estado, la secretaria general de Transporte Terrestre y la directora general de Transporte por Carretera, casi pleno para arropar al nuevo presidente de CETM, un gesto lógico si nos recordamos que también es obligación de los representantes públicos hacerse presentes en los eventos relevantes de sus representados. Eso de que “el ministro nos honra con su presencia” no es más que una respetuosa y eufemística manera de decir que “el ministro está cumpliendo con su obligación”.
Del primer discurso de Carmelo González como presidente de CETM me gustaría destacar una idea sobre la que volvió ayer mismo durante su primera comparecencia ante los medios de comunicación.
Incide González en que su prioridad va a ser focalizarse en sus asociados, lo cual podría parecer una obviedad si no fuera porque lo que le exigimos a una patronal habitualmente es que actúe como faro del sector de puertas para afuera, cuando lo primero que hay que hacer es mirar hacia adentro para no vivir una peligrosa desconexión.
“Es una buena noticia que a partir de 2026 Plataforma pueda estar en el CNTC”
Merecería la pena, si no les importa, que volvieran a leer la frase anterior porque encierra una curiosa dicotomía, ya que no es lo mismo defender los intereses del sector que defender los intereses de los asociados. Asociados y sector no son siempre lo mismo, aunque hagamos esa traslación en el caso de las patronales mayoritarias, sin olvidar que los intereses concretos de un eslabón no siempre tienen que concordar con los intereses generales del conjunto de la cadena.
Viene esto a colación porque la propuesta del nuevo presidente de CETM no es baladí si la encuadramos en el reconocido proceso de “autocrítica” que la propia CETM ha afrontado en los últimos tiempos ante los nuevos movimientos asociativos populistas que han sacado de la sombra a una parte del sector a la que muchos decían defender pero que como mínimo no se sentía representada.
No olvidemos que en el caso del transporte por carretera, tan sólo un tercio de las empresas forman parte de al menos una organización sectorial, un porcentaje que por tanto no debe hacernos perder la perspectiva sobre los intereses de los asociados, los intereses sectoriales y sobre cuánto le importa ese sector y su defensa a quienes no están en ninguna asociación.
La fórmula para resolver esta ecuación es sencilla porque a lo que no debemos renunciar es a los cauces de interlocución que nos hemos dado para canalizar la negociación sectorial, máxime en el transporte por carretera y sobre todo por encerrar algunos de los principios de la organización política y social que nos caracteriza como país.
Por eso es el CNTC, inmerso en un nuevo proceso de renovación, el instrumento necesario en el que la mejor noticia es que todos aquellas entidades que realmente tienen un respaldo asociativo relevante obtengan representación. Así, con independencia de los porcentajes, es positivo que, por ejemplo, a partir de 2026 esté Plataforma en el CNTC. Así dejaremos de discutir desde el populismo sobre quién defiende mejor los intereses del sector para pasar a discutir directamente sobre esos intereses desde el posibilismo del Estado de Derecho, donde languidecen las ocurrencias y el golpe de realidad invita a hacer propuestas pero de las de verdad.