Menú
Suscripción

Darse a conocer para hacerse querer

  • Última actualización
    22 mayo 2025 05:20

Recientemente, charlando con profesionales del sector portuario sobre los retos que implica la integración puerto-ciudad, ponían encima de la mesa el caso de Hamburgo. Aunque históricamente en esta ciudad del norte de Alemania hubo una separación física con grandes vías que dividían el centro del puerto, el proyecto HafenCity transformó áreas portuarias en desuso en un vibrante barrio urbano. Este desarrollo ha creado nuevos espacios residenciales, culturales y de ocio junto al agua, como la icónica Filarmónica del Elba. Se han diseñado espacios públicos como paseos con anfiteatros que permiten a los ciudadanos interactuar y disfrutar de las vistas del puerto, fomentando una simbiosis única entre la vida urbana y la actividad portuaria.

Sin intención alguna de comparar las ciudades y sus puertos, Barcelona está realizando un gran esfuerzo para mejorar esta integración puerto-ciudad. En los últimos años se han recuperado para la ciudadanía varios espacios que dejaron de usarse para la actividad marítimo-portuaria. El último ejemplo, la apertura de 13.600 metros cuadrados del muelle Barcelona cuya inauguración se realizó el viernes pasado y que se suma a otras actuaciones destacadas que se han realizado en los últimos dos años como la reurbanización del muelle Drassanes, la construcción de la nueva Lonja de Pescadores, la urbanización de la Rambla del Rompeolas o la restauración de los antiguos Tinglados del muelle Oriental.

Seguro que todavía hay mucho camino por recorrer, pero es innegable que cada vez son más los ciudadanos de Barcelona que se acercan a la zona del Port Vell para llevar a cabo actividades deportivas, culturales o simplemente a pasear.

Más difícil es la integración del puerto comercial, con las limitaciones de movilidad que existen dentro del recinto por motivos de seguridad y las dificultades para observar cómo se desarrolla su actividad desde el exterior del recinto, pues solo se ve cuando circulas por la Ronda Litoral o si subes a Montjuïc.

“El puerto ha sido durante demasiados años un misterio para muchos ciudadanos”

Es por esto por lo que la iniciativa de Port de Barcelona de celebrar por segunda vez una Jornada de Puertas Abiertas me parece una iniciativa muy destacable. Como ha repetido en diferentes ocasiones el presidente de la institución, José Alberto Carbonell, “para querer algo, primero hay que conocerlo”. Y esto es lo que permitió el evento de este fin de semana: darse a conocer. Con la implicación no solo de Port de Barcelona, sino de toda la comunidad portuaria, este año incluso se permitió algo que parecía imposible, poder entrar dentro de las terminales de contenedores y conocer de primera mano cómo se cargan y descargan las mercancías desde los barcos.

Las acciones de Port de Barcelona para divulgar sus actividades no terminarán aquí. El siguiente paso, previsto para el año 2026, será la inauguración del edificio del Portal de la Pau, cuya fachada, por cierto, ya luce espectacular tras la rehabilitación que se ha llevado a cabo durante los últimos meses.

El puerto, una infraestructura vital pero a menudo inaccesible, ha sido durante demasiados años un misterio para muchos ciudadanos. Estas jornadas rompen esa barrera, permitiendo a la gente ver de cerca su funcionamiento, entender su magnitud y la importancia de sus operaciones. Esto ayuda a legitimar la actividad portuaria y a que los ciudadanos se sientan parte de una infraestructura que impacta directamente en su día a día.

Port de Barcelona es consciente de ello, y tras el éxito de las dos primeras ediciones ya ha decidido convertir las Jornadas de Puertas Abiertas en una cita anual.