Será que me hago viejo, que puede ser. Pero me parece que es cada vez peor. Y, en mucha medida, lo es porque nuestros supuestamente ejemplares mandamases dan nefasto ejemplo en cuanto abren la boca. Por muy mona que la tengan. Qué manera de faltar al respeto, de insultar a los contrincantes políticos, a los aliados de gobierno, a los compañeros de partidos, a ellos mismos, a la inteligencia de los votantes, al buen gusto, a la buena educación. Faltan al respeto, también, a nuestro sector y, lo que es mil veces más importante, a la verdad.
Olvidan que las puntuaciones finales a los líderes se las dan los liderados. Y que una de las cosas que más se valoran en el momento de fruncir el ceño o sonreír cuando te nombran a un político, directivo, jefe o derivado, es cómo de agradable nos hacen la vida.
Para ser agradables, hacen falta dos simples cosas, que al parecer son especialmente complejas para muchos: considerar que los demás existen y tratarlos con educación y respeto.
Y es que no nos acordaremos de si nuestro líder, ya sea un conseller o un presidente de un puerto o de una multinacional, consiguió multiplicar más o menos las estadísticas, los tráficos o los ingresos. Lo que se nos quedará grabado es, sencillamente, cómo nos trataron o tratan.
Cuando pregunto ¿Qué tal el nuevo presiente / director o lo que sea? Nadie me ha contestado nunca con la evolución de las estadísticas o lo boyante del EBITDA. Como hay confianza y ya nos vamos conociendo, me cuentan directamente lo más importante: cómo les trata.
En estos tiempos de pandemias y volcanes, parece que está de moda expulsar la lava de la mala educación y la falta de respeto. Y algunos lo hacen de golpe, quemando todo a su alrededor. Cuando no es así, las personas que trabajan al lado de ese líder, lo primero que de él van a transmitir es su nivel de amabilidad y consideración hacia los demás. No lo olvidemos.
Ese mejorar adecuadamente de los modales de nuestro sector, destaca más ante tanto y tanta tonto y tonta emocional que creen que tendrán más razón cuanto más griten su mentira
Creo, y si me equivoco va a ser complicado de rebatirme, que en nuestro micro mundo se ha avanzado en buen ambiente general. Somos algo más humanos, menos raros. Conozco cada vez más altos, medios y bajos cargos directivos, que tratan muy bien a sus compañeros. Plantillas que hablan bien de sus jefes, de su cercanía y amabilidad. Como nadie me va contradecir, quiero pensar, ya me perdonarán la inmodestia, que algo ha ayudado nuestro predicar constante en cada artículo, y en cada evento de hermandad (Desayunos, Paellas, Butis… ) en pos de un sector logístico que sea cada vez más comunidad, cada vez más familia. Ese mejorar adecuadamente llama más la atención, destaca más, ante tanto y tanta tonto y tonta emocional que creen que tendrán más razón cuanto más y más rotundamente griten su mentira.
Nosotros a lo nuestro, ya lo he dicho muchas veces: a seguir siendo un sector, comunidad, familia, sencillamente ejemplar, trabajando con educación y respeto por el progreso sostenible, para todos. Incluidos los que no saben lo que significan esas palabras.