Este Suricata tenía en su infancia un preceptor, fraile por más señas, que en sus diarias clases de Lengua Española demandaba ejemplos de oraciones a sus pupilos en torno a las distintas cuestiones curriculares. Valía cualquier frase, sobre cualquier situación, tuviera doble o triple sentido. Ahora bien, no podían estar protagonizadas por nadie llamado “Juan”.
El genérico por antonomasia en el corpúsculo de toda gramática castellana estaba desterrado, y no para alimentar la originalidad de los discípulos, sino porque ese, precisamente ese, Juan, era el nombre del preceptor, que se sentía protagonista de cuantas sandeces elegían como ejemplo sus amados alumnos.
Es obvio para este Suricata, por tanto, que el autor de la Prueba Teórica a la que el pasado 1 de junio se sometieron en España un total de 803 aspirantes a representante aduanero no tuvo en su infancia a dicho preceptor, pues el representante aduanero que protagoniza el Supuesto Práctico Nº 1 de la prueba es un tal “Don Juan Español Español”.
No vamos a entrar a valorar las connotaciones patrias ni la intención del doble patronímico. Ahora bien, no les digo nada y les digo todo si les comento que nuestro representante rojigualdo actúa en el Supuesto Práctico bajo la modalidad de “representación indirecta”. Y ahí lo van dejando...