Como quiera que el progreso en su sentido más amplio ha terminado pervirtiendo los valores más trascendentes de todo aquello que podemos entender como esencial, conviene de vez en cuando que alguien apague la luz para dejar al desnudo lo superfluo.
Ahora bien, desnudos en todo y todos, porque no está bien mirar la paja de los superficial en el ojo ajeno y seguir arrastrando la viga en el propio.
Muchos de ustedes a buen seguro que el lunes pusieron más en valor que nunca qué es realmente esencial en sus vidas, qué es prescindible por unas horas y, a partir de ahí, por unos días, unos años o incluso para siempre.
El debate en el sector logístico debiera ser el mismo. ¿Cuánto de la logística actual es esencial y cuánto es prescindible? ¿Cuáles son las funciones, las operaciones y los sectores básicos y cuáles son prescindibles? Es un debate existencial como fórmula para afrontar la vida pero también un debate irrenunciable para en circunstancias como las vividas y ante su susceptible permanencia en el tiempo tener definido todo un sistema logístico de emergencia que con lo más básico responda de inmediato a lo más básico. Es esencial definir lo esencial.