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El Informe PISA, los idiomas y la logística

  • Última actualización
    27 diciembre 2023 05:20

Hace unas semanas se han publicado los datos de matemáticas, comprensión lectora y científica del Informe PISA realizado en 2022, y las puntuaciones referidas al alumnado español son las peores desde que se comenzaron a realizar en el año 2000.

Los datos de España del Informe son terribles, aunque nos queda el pobre consuelo que países de nuestro entorno han caído más que nosotros y, por tanto, hemos reducido la distancia que nos llevaban, o sea nada de lo que estar orgullosos.

Este informe se pospuso un año debido a la pandemia, y los resultados a nivel global vienen influenciados por este hecho, pero estábamos mal y seguimos estando mal.

Las cifras son alarmantes y deberían preocupar seriamente a la ciudadanía, cosa que con seguridad no va a pasar, y serán olvidadas en cuanto se desvanezca el impacto mediático de esta noticia, y volveremos a preocuparnos de otros asuntos mundanos, que a mi entender no tienen la importancia de la educación.

En Europa, la crisis financiera de 2008 se resolvió a base de austeridad, lo que conllevó para muchos países y entre ellos España unos enormes recortes en servicios públicos, incluyendo por supuesto al presupuesto educativo. Después de 15 años aún no se ha revertido completamente esta situación, cuando, además, en este periodo la sociedad se ha vuelto más compleja, al tener mucha más diversidad y un desarrollo económico desigual, con grandes bolsas de pobreza y un deterioro importante de la capacidad adquisitiva de la clase media y la clase baja.

En nuestro país tenemos un problema conceptual con las lenguas, ya que desde hace décadas hay numerosos conflictos por la cohabitación de las diferentes hablas, y esta batalla nos consume las energías

El próximo Informe PISA que se realizará el año 2025 incluirá como novedad las competencias en lengua inglesa, y temo que España volverá a quedar mal parada.

En nuestro país tenemos un problema conceptual con las lenguas, ya que desde hace décadas hay numerosos conflictos por la cohabitación de las diferentes hablas, y esta batalla nos consume las energías, que luego no podemos dedicar al aprendizaje del inglés y de lenguas vecinas tan importantes como el francés o el portugués.

Además, mantenemos la costumbre de doblar al español todas las películas, y las televisiones públicas han prácticamente desistido de ofrecerlas en versión original, un cóctel perfecto para no fomentar el plurilingüismo, una llave que abre numerosas puertas en los cinco continentes.

Me preocupa que la juventud española, cuando se conviertan en profesionales y salgan laboralmente al mundo global, competirán en inferioridad de condiciones y tendrán más dificultades para poder obtener posiciones interesantes.

Cada vez más nuestra competencia para la obtención de un puesto de trabajo, además de las personas de nuestro entorno, se amplia a todos los países europeos, y frecuentemente del mundo. Al asistir a congresos, viajes comerciales por cualquier lugar del planeta, formaciones, reuniones de agentes de transitarios y consignatarios, o por cualquier otra razón que debamos interactuar, no podemos ir con lastre en los bolsillos y las mochilas. Además, y no es un tema baladí, en España la juventud se emancipa a los 30,3 años, con una tasa del 16% cuando la media europea es del 32%.

¿De verdad no podemos entendernos y buscar soluciones para esta situación?