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El último eslabón

A nadie se le esconde que prácticamente la totalidad del consumo canario procede del exterior y que prácticamente la totalidad de este consumo lo recibimos a través de nuestros recintos portuarios. Y que además somos consumidores finales; el último eslabón de la cadena, lo cual nos coloca como sufridores máximos del desorden mundial del movimiento de mercancías que hoy padecemos con los intentos de recuperación de los mercados, tras la paralización brutal originada por la COVID 19.

  • Última actualización
    05 noviembre 2021 15:40

Analicemos lo más objetivo posible la situación actual generada por una parada brutal del movimiento monstruoso, que hay que ir recomponiendo poco a poco, y superando inconvenientes desconocidos.

El material logístico de transporte marítimo mundial (buques de todo tipo y contenedores) quedaron totalmente descolocados: los llenos en su destino y los vacíos en su origen. Las compañías navieras han tenido que hacer un esfuerzo económico y una operación logística enorme para la reubicación e intentar reencontrar una posición de salida. De hecho, el Puerto de La Luz, demostró una vez más en diciembre pasado su valor estratégico/logístico, recibiendo una importante cantidad de contenedores vacíos para el posicionamiento en mercados cercanos.

Esta operación continua aún, no sin un incremento en los costos de explotación de los buques y en el alquiler de los mismos, que lógicamente repercute en los fletes. A nadie ayuda buques a media carga o incrementos de estadías.

El centro de fabricación posicionado en Oriente reenvía a Occidente en cantidades imprevistas y con más demoras debido a las cantidades demandadas y protocolos nuevos de fabricación, lo que genera una inestabilidad en ambos sentidos en los lugares de recepción.

Nos queda seguir trabajando duro, adaptándonos a los nuevos tiempos que se nos presentan y procurar que nuestro eslabón de esta larga cadena de servicios no sea el que falle

En Canarias entendemos que se puedan originar demoras en las entregas, pero nunca desabastecimiento. Hay un alza en los costos, que esperamos vuelvan a su estado primitivo cuando se normalicen los mercados. Otra posibilidad es que quizás se mantenga esta alza por los precios de los combustibles, que amenazan con alcanzar límites desconocidos hasta ahora.

Los consumos en destino tienen mucha volatilidad por la lenta e incierta recuperación de la pandemia y por los tímidos repuntes económicos, que también inciden en la cadena logística local en sus entregas.

Nunca fue el transporte de cualquier tipo (marítimo, terrestre, aéreo o de otra modalidad) una inconveniente para la comercialización, ni en servicios ni en costos. Más bien fue todo lo contrario, pues sirvió de nexo entre unos y otros como medio indispensable y facilitador de todas las transacciones de import-export. Con la irrupción de la pandemia se evidenció que es un medio esencial, imprescindible que necesita mejor trato, mejor consideración y valor económico como medio logístico.

Nos queda seguir trabajando duro, adaptándonos a los nuevos tiempos y circunstancias que se nos presenta y procurar que nuestro eslabón de esta larga cadena de servicios no sea el que falle en estos momentos tan difíciles.

El mundo logístico es imprescindible cada vez más en este mundo mercantil internacional, globalizado. Sólo necesita mejorar y adaptarse a los nuevos medios y en ello estamos, como el colaborador necesario y en un segundo plano entre unos y otros.

SEGUIMOS A PIE DE MUELLE.