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En favor del transporte marítimo

Estos días parece que el transporte marítimo está en entredicho y es objeto de crítica. Se le acusa de ser altamente contaminante y de congestionar ciudades. Desde algunos sectores también se le acusa de contribuir a un tipo de desarrollo económico poco sostenible y desequilibrante. Sectores que defienden el proteccionismo comercial y el principio del producto kilómetro cero como solución para casi todo.

  • Última actualización
    25 febrero 2020 17:27

Después de una vida profesional dedicada al transporte marítimo, estas afirmaciones me parecen cuando menos exageradas e injustas.

Los buques han sido y siguen siendo la forma de transporte más eficiente por tonelada y milla transportada. Imposible mover tanto tipo de mercancías manufacturadas o a granel sin la intervención del barco y el mar. Es, por tanto, hoy por hoy, un medio de transporte fundamental e insustituible. Una herramienta clave para el comercio y en consecuencia para el desarrollo económico de los países.

No hace falta invocar a los economistas clásicos para saber que el transporte añade valor y permite aprovechar las ventajas competitivas entre países en la producción de muchos y variados productos y servicios. No hay duda de que es eficiente y económicamente conveniente que se intercambien bienes entre países y regiones.

Si hablamos de contaminación, el transporte marítimo aguanta perfectamente la comparación con los medios terrestre y aéreo. Esta comparativa se inclina más hacía el lado del transporte marítimo a medida que las distancias de la ruta se alargan.

Es cierto que hay campo de mejora en la batalla por la descarbonización y sostenibilidad medio ambiental. La implantación de la regulación IMO 2020 este año va claramente en esta dirección. Seguro que con el empuje del legislador se avanzará en la introducción de combustibles como el gas natural licuado y de otros más novedosos en combinación con la aplicación de nuevas tecnologías. Un futuro con cero emisiones en el transporte marítimo no es una quimera.

Para ello es necesaria también la comprensión y complicidad de los usuarios por un lado y la cooperación de las compañías energéticas por el otro.

Cuando hablamos de congestión nos referimos sobre todo a la logística portuaria y de tierra. Es cierto que cada vez los buques son de mayor tamaño, pero también que las terminales están más preparadas y automatizadas para operarlos. El cuello de botella suele estar en las conexiones viarias y ferroviarias terrestres. Es allí donde los gobernantes deben promover y garantizar unos medios adecuados. En demasiadas ocasiones la carga va demasiado por detrás de los pasajeros.

Por todo ello, definitivamente Sí al transporte marítimo. También y porque no, por el bien de los cientos de miles de personas en el mundo que vivimos de y para esta industria estratégica y singular.