El caso es que vivimos tiempos de grandes incertidumbres, en lo político, en lo económico, en lo social, y a pesar de soportarlas con grandes dosis de paciencia y estoicismo (¿sabrán las próximas generaciones lo que fue la escuela estoica?), yo no veo que la medida de nuestra inteligencia (comenzando por los políticos) se haya elevado gran cosa. Otro asunto diferente es que nuestra resiliencia o capacidad para afrontar situaciones adversas haya salido fortalecida.Vivimos en la incertidumbre, el futuro es imprevisible y ni tan siquiera se puede conocer probabilísticamente, ya que desconocemos tanto las probabilidades que deben asignarse como el conjunto de estados posibles. Por tanto, lo único que importa es la confianza de quien decide. ¿Y quién decide? That is the question. Vaya usted a saber.Aparentemente, la ausencia de Gobierno y la perspectiva de unas terceras elecciones generales en el plazo de un año no parecen tener consecuencias directas e inmediatas sobre los individuos aunque a nadie se le escapa que las inversiones precisan de un marco administrativo y legal estable que genere confianza en el inversor. El dinero es miedoso y huye del riesgo. De todas formas, no es éste el principal problema que genera la actual situación de incertidumbre sobre la formación del Gobierno. España ha demostrado durante las últimas décadas ser un destino seguro para las inversiones extranjeras y eso es algo que nadie pone en duda.Sin embargo, el actual bloqueo institucional está afectando al correcto funcionamiento del aparato administrativo, paralizando decisiones meramente técnicas que traen consigo consecuencias si no irreparables, sí indeseadas para quienes están llevando a cabo proyectos de inversión en nuestro país.El consejero delegado de la compañía minera australiana Highfield Resources, Anthony Hall, se refería a este aspecto en una entrevista publicada recientemente en la revista Fertilizer International, en la que aseguraba que la compañía se había visto forzada a retrasar su programa de inversión en un proyecto de potasa en Navarra ante los sucesivos retrasos en la concesión de la Declaración de Impacto Ambiental y de los permisos de explotación. "Se está retrasando la concesión de los permisos porque al haber un Gobierno en funciones, quienes tienen la responsabilidad de hacerlo trabajan desincentivados", asegura Hall.El asunto es que Highfield Resources ya ha comprometido una inversión de 30 millones de euros en el yacimiento y tiene 75 más "en el banco" para completar el proyecto, que incluye terminales para el almacenamiento y la expedición de un millón de toneladas anuales de potasa en los puertos de Bilbao y Pasaia. Cuando de negocios se trata, incertidumbres, las justas. Y es que nadie ya lee a Kant.