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Jaque al transporte

Aunque el volumen informativo en torno a la crisis migratoria que está viviendo el continente europeo ha decrecido en las últimas semanas, la gravedad de la misma no hace más que acrecentarse día a día. Frontex, la agencia encargada del control de las fronteras exteriores de la Unión Europea, calcula que cada día llegan alrededor de 2.000 personas, un elevado flujo que la UE esgrime como justificación para recordar la necesidad de reforzar el control y vigilancia de sus límites exteriores. O eso, o peligra Schengen, que ya pende de un hilo, aseguran los responsables comunitarios.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:29

Las riadas de refugiados que están llegando en los últimos meses hasta el corazón europeo a través del Mediterráneo y del este del continente están poniendo en jaque a los programas que Europa diseña para acogerles. De hecho, el plan puesto en marcha tras el verano para reubicar a los demandantes de asilo procedentes de Italia y Grecia únicamente ha logrado reubicar a 272 personas, una cifra a todas luces ridícula.El problema es de tal calado que ha llegado incluso al Foro de Davos, donde la crisis migratoria fue el tema principal durante las reuniones celebradas la semana pasada. Y el transporte no está saliendo indemne de los efectos que está provocando esta crisis a lo largo y ancho de la Unión Europea. Días atrás, el operador ferroviario VIIA hacía pública la decisión de retrasar la puesta en marcha de su autopista ferroviaria VIIA Britannica por la presencia en Calais de miles de inmigrantes que esperan una oportunidad para cruzar a Gran Bretaña. El elevado número de inmigrantes que se ha congregado en esta localidad del norte de Francia -más de 4.000 en un campamento que recibe el nombre de "Jungla"- plantea problemas de seguridad en el tráfico ferroviario, lo que ha obligado a VIIA a suspender, por el momento, el inicio de las operaciones. Pero antes del anuncio de VIIA han sido numerosas las empresas, principalmente de transporte por carretera, que han levantado la voz para denunciar los peligros que se derivan de los intentos de los inmigrantes de colarse en los medios de transporte para alcanzar su destino en distintos puntos de Europa.La crisis migratoria ha logrado, pues, poner en jaque también al sector del transporte. Y las cosas podrían ponerse aún peor para las empresas que se dedican al movimiento de mercancías dentro de la Unión Europea si finalmente se restablecen los controles fronterizos dentro de la zona Schengen, medida que muchos piden desde hace semanas. El incremento de costes que ello supondría para los operadores logísticos sería sustancial.De hecho, BGA, la federación que representa a los mayoristas y exportadores de Alemania, ha calculado que solo para el transporte internacional por carretera el incremento de costes sería de cerca de 3.000 millones de euros, cifra que hace referencia únicamente al país germano.Dejando claro que lo más grave de toda esta historia es, si ningún género de dudas, el sufrimiento de los seres humanos, también es cierto que el impacto de la crisis migratoria en la economía europea y, por extensión, en las empresas, no solo de transporte, podría ser mayor de lo previsto si no se aplica ya una solución consensuada en toda la UE.