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Encaje político de bolillos

La llegada de Josep Rull al departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Catalunya ya se ha empezado a notar. El nuevo conseller ha iniciado ya un cambio de rumbo en este departamento respecto a su predecesor, al menos en lo que a discurso público se refiere.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:32

Era de esperar. No en vano Santi Vila, el hasta el pasado jueves conseller de Territorio y Sostenibilidad, ha sido considerado siempre como uno de los miembros menos independentistas del Govern de la Generalitat, mientras que Josep Rull lleva años enarbolando la bandera del nacionalismo.Durante el mandato de Santi Vila en la conselleria, poco ha habido de ideología política en sus intervenciones públicas y sí mucho de discurso práctico en una materia, la de las infraestructuras, que requiere de grandes dosis de mano izquierda y de un talante abiertamente dialogante, como el que ha mostrado el hasta hace cuatro días conseller de Territorio y Sostenibilidad.De ideas socialdemócratas, seguramente ha sido su talante liberal, capacidad negociadora y el ser un político "de grises", o de matices, como él mismo se ha definido en alguna ocasión, lo que le han permitido ser uno de los pocos miembros del Govern catalán que ha sabido mantener una relación fluida, incluso de amistad, con su ‘partenaire' en el Gobierno del Estado.Pero ahora Santi Vila se ha ido a Cultura y su lugar lo ha ocupado Josep Rull, un político de educación exquisita y conversación agradable y tranquila pero con un discurso, y un pensamiento, más radical que Vila. Aspecto éste que podría chocar, y mucho, con el Gobierno español en un tema clave como son las infraestructuras, muchas de las cuales dependen directamente de Madrid, bien por ser gestionadas desde allí o bien por ser financiadas.El pasado jueves, en su toma de posesión como conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull dejó claro que su prioridad es servir a la gente de Catalunya, lo que, a su juicio, quiere decir que "vamos a preparar las estructuras de Estado para que el mandato del pasado 27 de septiembre -las elecciones autonómicas que los independentistas consideran ganadas y los que no lo son, también- se pueda concretar", según sus palabras pronunciadas por él mismo en el acto de traspaso de poderes.Sin embargo, este objetivo prioritario para el nuevo conseller de Territorio y Sostenibilidad va a tener un difícil encaje con las prioridades del Gobierno español, sea quien sea quien acabe gobernando.Por un lado, porque muchas de las infraestructuras logísticas básicas de Catalunya son de titularidad estatal -del Estado con capital en Madrid, no del que tendría la capital en Barcelona-. Por otro, porque el dinero para construir las infraestructuras viene desde Madrid, aunque sea dinero recaudado en Catalunya. Bien es cierto que sería una auténtica torpeza por parte del Gobierno español estrangular a Catalunya cerrando el grifo de las inversiones. Pero también es verdad que si la distancias entre Catalunya y España se ensanchan más y más, el Estado, el de Madrid, mirará con lupa cada céntimo que tenga que enviar a esta comunidad autónoma. Y repito, se haya o no este céntimo recaudado en ella.