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Más alto pero no más claro

Entonar el mea culpa no es una acción que personajes con más o menos presencia pública suelan llevar a cabo en nuestros días. Por ello, es de agradecer y de admirar cuando alguien decide admitir públicamente sus errores y no solo los de los otros, que suele ser la tendencia natural de la mayoría de seres humanos. El hecho de no reconocer nuestros errores nos impide mejorar ya que, de esta forma, no somos conscientes de nuestras propias debilidades, lo que nos obstaculiza el trabajar para encontrar las oportunidades de mejora y superarlas.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:39

Por ello, por entonar el mea culpa del sector de la estiba desde la parte empresarial, hay que reconocer la valentía que tuvo hace unos días Javier Vidal, presidente de la Asociación de Empresas Estibadoras de Barcelona y anteriormente presidente de Anesco, cuando, ante un nutrido público formado por directivos y empresarios del sector logístico, reconoció que la patronal ha perdido el tiempo durante el último año al no buscar una solución definitiva a la reforma de la estiba en España que permita no solo cumplir con la sentencia del Tribunal de Luxemburgo sino dotar al sector de un marco legislativo estable, duradero y consensuado que garantice el desarrollo de éste, así como la paz social.Esta misma crítica la volvió a hacer pública Vidal días después, reiterando que la patronal no ha movido ni un solo dedo y reconociendo que se ha perdido una oportunidad de oro.Javier Vidal, igual que el resto de los directivos y empresarios del sector de la estiba de este país, sabe que el tiempo se agota. Que la multa de la Comisión Europea a España por no cumplir con la sentencia de Luxemburgo está más cerca que lejos y que esconder la cabeza debajo del ala no solo es un acto de cobardía, sino que es además contraproducente. Porque cerrar los ojos para no ver un problema no hace que éste desaparezca. El problema, simplemente, sigue ahí.Pero, a diferencia del resto de directivos y empresarios del sector, el presidente de la Asociación de Empresas Estibadoras de Buques del Puerto de Barcelona, decidió tomar el toro por los cuernos y entonar públicamente el mea culpa por una situación que debería haberse resuelto hace ya muchos meses.Bien es cierto que la responsabilidad no recae únicamente en la patronal. Estibadores y administración pública tienen también su parte. Y quizás más ésta última, que debería de haber actuado de forma responsable, como se le presupone a la administración pública, por otro lado, para evitar esta multa que está por llegar.Saben perfectamente en Puertos del Estado que Europa no se anda con chiquitas y que cuando ordenan una reforma hay que llevarla a cabo. No sirve pasar la patata caliente a quien venga después. No es ni práctico, ni inteligente ni moralmente aceptable.Pero ahora estamos como estamos y, como bien dijo Javier Vidal en el cóctel de la comunidad portuaria de Barcelona, la estiba se encuentra en una preocupante situación de incertidumbre ante la que nada se ha hecho y en la que nunca se va a encontrar el momento político para atacar con firmeza una reforma no ya necesaria, sino obligada por un tribunal europeo. Se puede decir más alto, pero no más claro. ¿Qué más se necesita para actuar de una vez? Pues eso. Que feliz 2016.