Me refiero a las marcas sostenibles y a aquellas que ofrecen productos innovadores y que, obviamente, saben identificar las nuevas necesidades que aparecen en una sociedad con unos hábitos cambiantes y volátiles. Aunque es bien cierto que los consumidores en España -al menos la mayoría- se centran más en el precio que en la calidad, cuando un producto aporta valor añadido llama la atención y el baremo de elección cambia.Esta búsqueda de alternativas a las marcas blancas ha sido detectada por muchas de las empresas que apuestan por la innovación y está dando ya respuesta a las nuevas necesidades y demandas de la sociedad, no solo desde el punto de vista del consumo sino también de la sostenibilidad.La semana pasada se celebró en Barcelona la ceremonia de entrega de la 16 edición del Gran Premio a la Innovación, en la que se dieron a conocer las 32 innovaciones elegidas Producto del Año 2016 tras un estudio realizado entre más de 10.000 personas. Productos de empresas como San Miguel, Pascual, Danone, Nestlé, Revlon o KH-Lloreda, que apuestan desde hace años por investigar nuevos productos que se adecuen a las necesidades de los consumidores. Según el estudio encargado por la organización de estos premios, al 56,4% de los encuestados le gusta probar nuevos productos, un dato que sube hasta el 62,4% en el caso de las mujeres, y el 47,6% está dispuesto a pagar más por un producto nuevo si éste le atrae.Es curioso (o no) que este comportamiento de los consumidores respecto a los productos de gran consumo sea similar al que tienen los cargadores respecto a los servicios logísticos. Aunque muchas veces públicamente se insiste en que se apuesta por la calidad y que ésta es el factor determinante en la elección de los proveedores logísticos, lo cierto es que los logísticos saben que el precio es, en muchas ocasiones, quizás más de las que serían deseables, el factor determinante a la hora de elegir a un proveedor en detrimento de otro. Pero también es cierto que cuando los operadores logísticos son capaces de innovar en las cadenas de suministro de las empresas, ofreciendo soluciones más sostenibles y eficaces, muchas de ellas apuestan por esta opción, que a la larga será, seguramente, más rentable y aportará mayor valor añadido a la compañía.La innovación, en todos los campos, es necesaria para que el mundo siga en movimiento. Y en el caso de la logística lo es para lograr unas cadenas lo más sostenibles posible. Ahora que acaba de concluir la cumbre del clima de París, es un buen momento para plantear cómo la logística puede ayudar a lograr los compromisos alcanzados por los países que han participado en ella.La logística es un actor fundamental en las políticas de reducción de la contaminación porque el transporte es uno de los principales generadores de CO2 y otras partículas contaminantes. Por eso, todos y cada uno de los consumidores debemos intentar concienciarnos de que, a la larga, el precio no es el factor que debe primar sobre las decisiones de consumo, sino que hay que tener en cuenta la innovación que, a la larga, seguramente nos resultará mucho más rentable.