Menú
Suscripción

Sin excusas

El año, todavía de transición, se escapa como agua entre las manos. Transición hacia, se supone, tiempos menos malos. Políticos menos malos. Hoy es el último artículo del año en esta sección. Por eso me permito ponerme "carismático" como dice un imperfecto y, por tanto, gran amigo.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:42

Puede ser tiempo de balance, pero no me apetece. El pasado no contiene vida, contiene recuerdos. Y a ellos se puede volver casi cuando se quiera. Mirar hacia delante es lo valioso, para reflexionar sobre la mejor manera de beber y vivir lo que viene. Se supone que vamos, como Caroline, hacia la luz, y eso significa que habrá que tomar medidas. Y no sólo para prepararnos para lo que venga, que vaya usted a saber, sino para vivir sin "el comodín" de la crisis. Nos quedamos sin el consuelo de tantos y de tontos. Además, coincide que se acaba también este año electoral, de transición, de neutralidad, de limbo, de espera, de purgatorio al fin y al cabo. Dedicar los esfuerzos empresariales a sobrevivir, a esperar, es un coñazo, pero también tiene su punto de comodidad. Las opciones cuando estás con el agua al cuello son contadas, pero eso tiene el lado bueno de que no hay que decidir mucho. Ahora, con la crisis mitigada hay que volver, como Lázaro, a levantarse y a andar. Cuando ya teníamos cogida la postura del inmovilismo, del verlas venir, hay que volver a legislar, a invertir, a contratar, a arriesgar, a jugársela. Ya ven, toda una lata. Las grandes incógnitas de nuestro sector se habrán de despejar una tras otra en los meses inmediatos, como en una fila de fichas de dominó. Veremos, por citar algunas dudas a despejar, si siguen los mismos responsables en el Ministerio y en Puertos del Estado, si se mantiene la misma cantidad de autoridades portuarias, si se concreta la normativa para la estiba que agrade a Europa... Sobre todo dejaremos de hablar tanto de política para centrarnos más en lo que tenemos encima de la mesa. A los empresarios, del sector y de los otros, nos toca decidir, de nuevo. Ya tendremos, al fin, el ingrediente imprescindible, el condimento necesario: Ya sabremos a qué atenernos. Con eso toca, si nos dejan, construir todo el progreso que sea posible. En nuestro sector el reto es todavía más fuerte, porque, en general, sin olvidar que muchas empresas y muchos gremios no lo están pasando ni bien ni regular, en general, digo, tenemos mejores mimbres que la media. Si no nos lo estropean, partimos de un sector logístico potente, con una economía local en vías de recuperación, en un país que se despereza poco a poco de la terrible crisis. Si el titubeo de los países emergentes lo permite, hemos de volver a optar por objetivos especialmente ambiciosos. En 2016 nos quedamos sin excusas, porque se supone que ya no será lo mismo ni la crisis ni la precariedad política. No queda otra que progresar. Con los gobiernos locales, autonómicos y nacional nuevos, frescos y concretados, sólo falta añadir el saber hacer de nuestros empresarios para salir adelante. Nadie ha dicho que sea fácil, nunca lo fue, pero ahora, a partir de ya, lo que toca es... lograrlo. Nos lo iremos contando todos los detalles, todas las noticias, puntualmente, cada día. Y comentándolo todo cada semana en este espacio de desvaríos varios, tan suyo y tan mío, tan nuestro.Feliz futuro.