Las conclusiones de la prueba que ha hecho públicas el Servei Català del Trànsit tienen poco de sorprendentes en tanto que son del todo lógicas: a más carga transportada en un solo viaje, menos viajes a realizar, menos consumo de combustible, menos emisiones contaminantes y menos horas de conducción.Las conclusiones coinciden, de forma clara y meridiana, con los argumentos que esgrimen los cargadores para defender la necesidad de permitir en España, de una vez por todas, el incremento de la capacidad de carga hasta las 44 toneladas y, ya de paso, la introducción de los megatrailers de 25,25 metros. La mejora en la eficiencia del transporte de mercancías por carretera, palabra por otro lado de moda que todo el mundo esgrime, sería el objetivo de la implantación de estas medidas, según este sector.También alegan los cargadores que España no puede quedarse al margen de lo que sucede en el resto de la Unión Europea, donde ya hay países que permiten tanto las 44 toneladas de carga útil como los trenes de carretera.Sin embargo, muy diferente es la opinión de quienes se sitúan al otro lado de la cadena: los transportistas. Este colectivo acusa de forma periódica a los cargadores de fijarse casi en exclusiva en el precio a la hora de negociar servicios de transporte, sin tener en cuenta la calidad -por mucho que los cargadores nieguen este extremo-. También aduce el colectivo que en el caso de que se permitiera el transporte de 44 toneladas, los cargadores pretenderían pagar el mismo precio que si se estuvieran transportando 40 toneladas, cuando lo cierto es que el desgaste de los camiones es mayor cuanto más carga y que también se incrementa el consumo de combustible. Pero las dificultades que tradicionalmente tienen los transportistas a la hora de trasladar sus incrementos de costes a los clientes hacen temer al colectivo que, una vez más, la historia se repita si finalmente se aprueban las 44 toneladas.A todo ello se suma, como recuerdan los transportistas, que a mayores pesos y dimensiones de los vehículos de transporte de mercancías, más problemas de seguridad vial y deterioro de infraestructuras se producirían. La aparición de las conclusiones de la prueba catalana de las 44 toneladas ha coincidido en el tiempo con el, aparentemente, deshielo en las relaciones entre las patronales del transporte de mercancías por carretera y las de los cargadores, que la semana pasada anunciaban la creación de una mesa de trabajo para alcanzar consensos en temas espinosos como los pesos y dimensiones. Las posiciones entre un lado y otro de la cadena están muy distantes y habrá que observar con detenimiento los posibles acercamientos que puedan producirse a lo largo del año que está a punto de iniciarse.Pero lo que está claro es que, con acuerdo o sin él, la legislación sobre aspectos como éste que aquí nos ocupa o la propia Euroviñeta deberían venir marcados por la Comisión Europea, armonizando la legislación para que toda Europa vaya a la par.