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De manifiestos y demás

Me pueden llamar aguafiestas, pero lamento comunicar que no es la primera vez que las fuerzas vivas de la economía, la política y la sociedad se unen para reclamar la ejecución del Corredor Mediterráneo. Si me apuran les diré que también entonces, en 2011, se habló de la Declaración de Valencia.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:51

Los más puristas pueden decir que lo que se reclamaba entonces era que la infraestructura fuera declarada prioritaria por la UE, pero en esencia no me pueden negar que tanto en 2011, como ayer en Valencia, lo que se pide es lo mismo: el Corredor Mediterráneo.Que digo yo que esto de los manifiestos está muy bien e incluso hay que resaltar que se reclame la voz y la participación de las asociaciones más relevantes del sector logístico, pero tampoco estaría mal que se aportara alguna solución a esta trama que parece caída en la indefinición.Ayer, durante la presentación del "Manifiesto por Valencia del Corredor Mediterráneo", más de uno llegó a decir que era el momento de pasar de las palabras a los hechos... pero ninguno se atrevió a concretar. Tan solo el bueno de Joan Amorós matizó que sería necesario pasar a los hechos "desde el punto de vista empresarial", que dicho así queda fenomenal pero tampoco viene a aterrizar demasiado.Me atrevo a lanzar algunas pistas. Las mercancías no pueden votar, pero sí podemos hacerlo nosotros por ellas. Instemos a las empresas a hablar de pérdidas, de desvíos de tráfico y de pérdida de competitividad por la ausencia de esta infraestructura. Saquemos a la luz el nombre de esas multinacionales que han decidido no invertir en el Mediterráneo español por la precariedad de sus conexiones ferroviarias. Recordemos hasta la saciedad que existía una promesa del Gobierno para tener acabado el tercer carril en 2015 y que, salvo milagro, lleva camino de estar en 2017. Hablemos de quienes se han encargado de convertir la solución del tercer hilo (si hubiera estado a tiempo) en un parche chapucero...Tenemos la sensación de que en este país no se abre la puerta hasta que uno no se ha dejado los nudillos de tanto llamar, cuando en realidad debería ser justo al revés: dejar las puertas abiertas para que todos puedan pasar.Es exactamente como el símil del huevo y la gallina. ¿Qué fue antes, la carga o la infraestructura? Si optan por una de las dos opciones posiblemente se equivoquen. Lo primero son las personas, sus relaciones y su organización, que son las que generan necesidades y el movimiento de la economía productiva. Lo primero es responder a esas necesidades de la sociedad y para hacerlo es esencial que se cuente con las mejores herramientas disponibles. Si no existen, habrá que crearlas.En un mercado global como el nuestro, un exportador de Extremo Oriente que quiere llegar al norte de Europa va a utilizar casi seguro el transporte marítimo directo o buscará la intermodalidad más rentable, que a día de hoy no pasa por España.Nuestro país necesita vertebrarse bien, interconectar todas sus regiones y hacer eficiente el intercambio comercial para que las empresas ganen competitividad y favorecer la inversión. Luego, con el trabajo de casa bien hecho, podremos aspirar a mirar al norte.