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Juicio tras la ejecución

El expresidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, irá a juicio. Así lo ha determinado el juez esta misma semana.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:53

Tengo abundante información directa del asunto y... sigo pensando lo mismo. Aznar realizó una gestión, en su conjunto, sobresaliente. Sus errores y sus actos antiestéticos merecen corregirse e incluso sancionarse, en el supuesto que sus aciertos le hubieran sido premiados en proporción. En cambio, seguimos teniendo esa costumbre tan nuestra de acusar, juzgar, condenar y ejecutar, sin juicio. Ahora, según parece, tendremos lo que debería haber ido antes de la sentencia ya ejecutada. Habrá juicio. Sabremos por fin, exactamente cuáles son sus terribles culpas. Esas por las que ya ha sido condenado y ejecutado. Eso en el caso de Aznar. En el de otros directivos y empleados de la institución, cuya implicación ha sido archivada, se les absuelve pero se les condena, a no tener juicio. Ya nunca podrán defenderse, pese a que también ha sido vapuleado su nombre y su honra hasta la saciedad durante estos dos años. Se les ha acusado de todo. Una y otra vez. Con un enfoque en ocasiones manifiestamente malintencionado y sin fundamentos. Ahora nadie repasará, de cada implicado absuelto, todas las falsas acusaciones. Nadie va a verter ni una letra en resaltar, de los cuatro que quedan, todo lo que ya se les ha descartado de entre su rosario de acusaciones. La culpa que ahora más destaca es la de haber cobrado un suplemento salarial que no debía haber cobrado. Un complemento que fue cobrado pasando todos los sistemas de control establecidos y que fue devuelto en cuanto se indicó que no era correcto. Esas acciones demostradas, otras por demostrar y otras muchas que se ha demostrado que no son merecedoras de llevarle a juicio, por irrelevantes o por falsas, han situado durante estos últimos años al ya expresidente y a otros directivos en el asqueroso saco de los "implicados". Ahí, en ese saco, es donde se encuentran, en esta época, todo tipo de personajes de repugnante catadura moral, gentes que se han lucrado con dinero público llevándose millones de euros a su bolsillo, cuando más preciso era ese dinero para atender primeras necesidades de la gente. Ladrones que jamás devolvieron un duro. Ahora mismo, en el caso concreto de los sobresueldos, yo firmaba porque todos hubieran reaccionado como los directivos de la APV y hubieran devuelto hasta el último céntimo que hubiera llegado a sus arcas de modo erróneo o delictivo. España sería rica. Habrá o no habrá juicio y tarde o temprano, los que tengamos interés en ello, sabremos qué es lo que se ha hecho mal, según la justicia. En ese punto, la justicia volverá a ser injusta, otra vez. Sea cual sea lo que se señale como delito y la pena que se imponga, si es que hay algún delito y alguna pena, todo será poco. Ya se les ha acusado de más y mayores delitos, día sí y día también, y se les ha aplicado la terrible pena de cambiarles el apellido: ya no son directivos o exdirectivos de una de las etapas más brillantes del principal cauce de la economía valenciana, ya son directivos... corruptos. Sólo hay dos caminos para evitar semejantes despropósitos. O la justicia es más rápida y resuelve los casos antes de que los medios dicten su propia sentencia, o es más seria y controla realmente el secreto de sumario. Así volverían a celebrarse los juicios antes de emitirse y ejecutarse la condena.