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Bien por Chile

Chile ha dejado muy buen sabor de boca al empresariado catalán que durante la semana pasada exploró las posibilidades comerciales que ofrece este mercado en el marco de la misión empresarial que cada año organiza el Puerto de Barcelona.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 16:58

El continente americano se ha convertido en el absoluto protagonista de estos viajes comerciales, que también cuentan con una importante vertiente institucional, habiendo sido destino de los mismos en los últimos años Brasil, Colombia, México y ahora Chile. Y en 2016 le tocará el turno, de nuevo, a América, con dos protagonistas de excepción: Panamá y Cuba.Pero centrándonos en el viaje a Chile, éste ha certificado de nuevo el interés que tienen estas misiones empresariales como herramienta para acceder a nuevos mercados para muchas de las empresas de la comunidad portuaria. O para reforzar los lazos que ya tienen creados aquellas que llevan trabajando algún tiempo con el país de destino.Sea como fuere, en ambos casos las empresas valoran positivamente este tipo de viajes que, invariablemente, suponen un incremento de los tráficos entre el Puerto de Barcelona y el país objeto del viaje una vez éste ha finalizado. Sí, puede que este crecimiento en algunos casos sea extraordinario y en otros no lo sea tanto, pero hay que ir más allá en la valoración de este tipo de acciones, no dejándonos caer en el cortoplacismo o en el simple factor matemático de suma o resta de contenedores. Estas misiones empresariales basan su importancia en la huella que dejan el puerto y su comunidad portuaria allí donde desembarcan, plantando la semilla de colaboraciones y proyectos futuros.En el caso de Chile, el viaje comercial llevado a cabo durante la semana pasada se ha cerrado con un balance positivo por parte de los operadores que han participado en él. Las empresas participantes realizaron cientos de reuniones bilaterales con compañías chilenas que invariablemente dieron muestras de gran profesionalidad y seriedad, algo que sorprendió gratamente a sus homólogas españolas.Y a pesar de que los chilenos consideran que su país pasa por una crisis, por crecer solo a un ritmo del 3%, este mercado ha demostrado que ofrece interesantes oportunidades a las empresas españolas. Mercancías como las frutas y verduras, pescados y mariscos o vinos chilenos son productos que han empezado a conocerse en Europa y que están ganando su espacio poco a poco. Y el Puerto de Barcelona puede ejercer como puente de entrada de estos productos no solo a España sino también al resto de la Unión Europa, algo que permitiría generar interesantes flujos con el cono sur americano.A ello hay que añadir la valoración positiva que se hace en Chile de la marca España gracias al trabajo que desarrollan las numerosas empresas españolas que están instaladas en el país -más de 700 según los números manejados por la Embajada-.Chile es un país lejano, pero lleno de oportunidades que requiere del manejo de las distancias cortas para poder aprovecharlas ya que el chileno es de natural desconfiado con aquel al que no conoce. Por ello, la misión comercial se desvela como una herramienta útil para tener una primera toma de contacto que después habrá que profundizar a base de trabajar.En poco tiempo, los números de tráfico dirán si la misión ha sido acertada o no. Y, con algo más de tiempo, se verá si Chile se convierte en socio estratégico para la comunidad portuaria de Barcelona.Y a la vuelta de la esquina esperan Panamá y Cuba, dos mercados que sin duda pueden ofrecer también interesantes oportunidades comerciales y a nivel institucional a las empresas españolas que decidan acompañar al Puerto de Barcelona en 2016.