Los políticos se piensan que cuando uno pregunta por lo que queda pendiente, y además exige precisión y detalles, lo que se esconde (cuánta gente vive siempre obsesionada con lo que las preguntas esconden) es un ánimo morboso para enarbolar la bandera del debe y abundar en la recreación de la falta, en una autopsia que se teme que pueda salpicar a todo lo que se ha llevado a buen puerto.No obstante, se trata de un ejercicio más de transparencia que los responsables públicos deberían ejercer con aún mayor claridad por un doble argumento, por un lado egoísta y por otro lado de generosidad.Egoísta porque quienes han asumido el reto de resolver un problema tienen derecho a defender y reivindicar el camino en el que han creído, con un debate abierto muy propicio en estos meses de tregua. Y de generosidad porque si ocultamos el momento en el que dejamos las cosas sustraemos a la opinión pública gran parte de los pasos alcanzados y corremos el riesgo de que quienes vengan detrás asuman con facilidad el que las cosas se borren de un plumazo o se cierren con llave en el cajón donde quedaron.Seguro que están pensando en decenas de medidas conflictivas que el valor o el oportunismo han dejado a un lado. Pero es que hay otra serie de cuestiones, también muy trascendentes, que o bien por meras razones de temporalidad o porque su ejecución va ligada al largo plazo, se quedan al cabo de cuatro años en proceso y, pese a su trascendencia, quedan difuminadas en el "muchísimas cosas", pese a que el que venga detrás debería encontrárselas repletas de líneas rojas, públicas y conocidas, para saber hasta donde se llegó y hasta dónde se quiere llegar, pues se trata de propuestas que obedecen a políticas de Estado que exceden los partidismos.El ámbito más claro es la Estrategia Logística. Si le preguntas a la ministra por sus grandes logros de esta legislatura, Pastor no duda en mencionar la Estrategia Logística, pero si se le pregunta por el debe, la ministra se refugia en el "muchísimas cosas" y no reconoce que numerosos objetivos prioritarios de dicha estrategia o bien se han quedado a la mitad, o bien están faltos del último empujón, o bien sólo hace falta hacerlos públicos para transformarlos en realidad.La cuestión va mucho más allá del debate sobre si se ha concretado o no la Estrategia. Lo exigible ahora mismo es que Pastor transparente la Estrategia, la diseccione, la abra en canal para saber en cada punto hasta dónde se ha llegado y por qué.Y, repito, no con ánimo de señalar, sino para que, dado el convencimiento generalizado de que se ha tomado el camino correcto, cuando venga el que tenga que venir estén las líneas marcadas y tenga claro de dónde parte y qué se le va a exigir, sin posibilidad de escabullirse y mirar para otro lado o de querer perder el tiempo haciendo su propio plan. Todo lo demás es abonar el terreno para el espíritu de lo que el viento se llevó...