El anuncio de que Maersk Line reducirá en 4.000 empleados su plantilla, que actualmente asciende a 23.000 personas, puede sonar ciertamente extraño si se tiene en cuenta que la compañía alcanzó el año pasado unos beneficios récord, con un incremento del 55% respecto a 2013, y que en lo que llevamos de año sigue en línea ascendente, aunque algo por debajo de lo esperado.Al oír las noticias de reducción de plantilla y de capacidad, muchos empezaron a preguntarse el por qué de esta decisión de Maersk. ¿Será porque la tan cacareada recuperación económica no está siendo tan fuerte como se esperaba? ¿O es que la naviera danesa tiene unas nefastas previsiones para el año próximo? ¿O bien que, tras haber inundado el mercado de capacidad de transporte -no siendo la única en hacerlo-, logrando hacer mella en sus competidores más pequeños, la naviera recula para favorecer un aumento de los fletes? ¿Todo se debe, únicamente, a las señales de debilidad que dan algunos de los emergentes?La mayoría de economistas aseguran -o así nos lo hacen creer- que sí, que esto de la recuperación va en serio. Que pronto iremos como un tiro. Que las cosas se están arreglando. Aunque, la verdad, si te paras a observar a tu alrededor, más que arreglos yo diría que lo que se están poniendo son parches. Porque a mí que me perdonen pero sigo sin comulgar con aquellos que dicen que lo importante es crear empleo, no las condiciones de éste.Y tampoco comulgo con las empresas que, presentando resultados millonarios, reducen sus plantillas, bajan el salario de sus trabajadores y les cercenan los derechos laborales. Para lograr un crecimiento sólido y sostenible de la economía es necesario garantizar la existencia de una base social importante que goce de poder adquisitivo. No vale que solo puedan gastar los que más tienen. Porque si solo se engrosa el bolsillo de unos pocos al final el sistema se derrumba. Y, por suerte o por desgracia, tenemos un sistema económico basado en el consumo.Muchos dirán que es precisamente esto lo que se debería de cambiar. Pasar a un sistema más responsable e igualitario, más consciente de los recursos del planeta y del necesario reparto de los mismos. Correcto. Yo opino lo mismo. Pero por el momento el consumo es lo que manda. Y el transporte está íntimamente ligado a él.¡Ay, qué raro que es esto de la economía, que cuando la burbuja explota empieza por segar la hierba bajo los pies de las clases más desfavorecidas y cuando esta burbuja se empieza a llenar lo hace por arriba, bañando primero a los más pudientes!