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Homo economicus

El homo sapiens es un ser que hace aquello con lo cual puede obtener la mayor cantidad de cosas necesarias, comodidades y lujos, con la menor cantidad de trabajo y abnegación física con las que éstas se pueden obtener. Tampoco es la buena voluntad del carnicero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. Todos asumimos hoy como ciertas estas aseveraciones y el hecho de que fueran formuladas por John Stuart Mill o Adam Smith hace más de dos siglos, no quita para que el "homo economicus" hacia el que inevitablemente hemos evolucionado (¿o involucionado, tal vez?) se declare en rebeldía y se eche a la calle a reivindicar, por encima de todo, su condición de "homo politicus", en el sentido aristotélico del término.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 17:22

Aristóteles fue uno de los primeros filósofos que se ocupó a fondo de la economía, pero subordinándola a la ciencia política, y no definía al hombre como animal económico, sino como un animal político. Sin embargo, la terminología aristotélica se ha invertido y los gobernantes han convertido al "homo economicus" en el eje central y único de la vida individual y colectiva. La sociedad contemporánea es un mercado. Y como mercado, tiene sus propias reglas.Tras cinco años de negociaciones, Estados Unidos cerró hace unos días con otros 11 países del Pacífico, el acuerdo comercial más ambicioso jamás alcanzado, que representa el 40 % de la economía mundial. El Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), ahora en vías de aprobación, que tiene a EE.UU. y a Japón como principales potencias, crea un área de libre comercio que pretende contrarrestar la primacía de la economía china en la región, reduciendo aranceles y aplicando nueva normas comunes entre las 12 economías firmantes. De acuerdo con los datos oficiales de la Secretaría de Estado de Comercio, correspondientes al cierre de 2014, el impacto del TTP afectaría a aproximadamente el 10% de las exportaciones españolas, que son las que se dirigen a los 12 países firmantes, por un valor cercano a los 23.000 millones de euros.El mayor volumen corresponde a EE.UU., sexto cliente mundial de España, y al que se exportaron en 2014 mercancías por un importe de 10.642 millones, el 4,4% de todas las ventas españolas. Entre los productos españoles que podrían verse más perjudicados en el mercado norteamericano destacan los alimentos, aceites minerales, bienes de equipo, automóviles y componentes.Las posibles consecuencias del TTP sobre las exportaciones españolas a los países firmantes del acuerdo pone el acento sobre la necesidad, para muchos discutible, de culminar el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea. Precisamente, ayer arrancó en Miami la undécima ronda de conversaciones sobre el TTIP que se prolongará hasta el viernes y en la que se espera lograr avances en materia arancelaria, en un paso hacia un acuerdo que podría crear la mayor zona de libre comercio del mundo con 800 millones de personas. O lo que es lo mismo, 800 millones de "homos economicus".Millares de ellos se han manifestado en los últimos días en diversas ciudades de España y Europa en contra de un Tratado cuya negociación se está llevando a cabo con un gran secretismo y que cuenta con la bendición del sector privado y la oposición de numerosos colectivos sociales y de grupos de defensa del interés público.A más comercio, más transporte, más logística, más riqueza material. Porque el hombre contemporáneo es un "homo economicus". Con todas sus consecuencias. Aristóteles era un soñador.