Para empezar, la buena noticia es que los puertos españoles salen bastante bien parados en materia de burocracia a la hora de importar y exportar mercancías y también en lo relativo a los costes de realizar estas operaciones, aunque bien es cierto que todo es mejorable y que podrían realizarse algunos ajustes para hacer más eficientes los trámites y operaciones, ajustando más los costes.Pero si se analizan de forma individual los conceptos que el informe del Banco Mundial contabiliza para valorar la eficacia de la cadena logística portuaria española, se observan algunos aspectos interesantes que conviene destacar. Al leer la información elaborada por mi compañero Jaime Pinedo respecto a este estudio del Banco Mundial -información que les recomiendo lean si es que no lo han hecho todavía- lo primero que me llamó la atención fue la enorme diferencia que hay en los costes relativos a la manipulación y transporte por carretera del contenedor. ¿Cómo es posible que en puertos como Valencia y Barcelona el precio por kilómetro que cobran los transportistas se sitúe entre los 2,44 y los 2,77 dólares y en Bilbao se dispare hasta los 3,55 dólares? ¿Quiere decir esto que los transportistas valencianos son muy baratos y los de Bilbao muy caros? ¿O que los de Valencia y Barcelona ajustan los costes para ser más competitivos y los de Bilbao se sitúan muy por encima de mercado? ¿Y por qué aceptan esto los clientes de los transportistas de Bilbao pudiendo utilizar a un transportista de cualquier otro punto de España, que resulta más barato?.También es interesante la comparativa que realiza el informe sobre la manipulación en puertos y terminales, aspecto en el que Algeciras y Barcelona salen bastante mejor parados que Bilbao, Valencia y Vigo, con unos costes mucho más ajustados y con el añadido de que ambos puertos se sitúan entre los diez europeos con mejores rendimientos, con elevadas productividades de sus estibadores.En este punto, llama la atención el hecho de que a pesar de que la estiba suele ser la diana de las críticas por su elevado coste, resulta que al final esto podría no tener tanto impacto en el global de la factura portuaria. Otro aspecto a mejorar es, claramente, el burocrático porque pese a que los puertos españoles no salen muy mal parados al compararlos con el resto del mundo, lo cierto es que la preparación de la documentación se lleva la mayor parte del tiempo que se gasta en la importación y exportación de los contenedores, algo que a todas luces tiene solución con un uso adecuado de la tecnología.Pese a lo interesante del informe, he encontrado a faltar el estudio de costes de la manipulación y el transporte por ferrocarril de los contenedores, un aspecto que podría arrojar también datos interesantes en su comparativa con el transporte por carretera, viendo en este caso cuál resulta más competitivo a nivel de precios y, también, que puertos son más competitivos en el modo ferroviario, algo básico para poder potenciar, o no, la multimodalidad.